Actualizado a 08 de abril de 2024

Cristóbal Colón y el descubrimiento de América

"Colón" (1520) por Ghirlandaio.

Y concluyeron su negocio, estando en la ciudad de Santa Fe, a 17 de abril deste año. Donde los Reyes Católicos otorgaron a Cristóbal Colón ciertos capítulos, en satisfacción de lo que él había devdescubrir en el mar Océano para servicio de Dios y bien y utilidad de Sus Altezas y fueron los siguientes: Primeramente, que Sus Altezas, como señores que eran del mar Océano, le hacían desde entonces al dicho don Cristóbal Colón su almirante en todas aquellas islas y tierra firme que por su mano e industria se descubriesen o ganasen en el dicho mar [...]. Más le hacían Sus Altezas merced de la décima parte de oro y piedras preciosas y especería que se comprasen o trocasen o hallasen dentro de los términos del dicho su almirantazgo, sacadas todas las costas que se hiciesen en ello. [...] Y después que Sus Altezas le hubieron hecho las dichas mercedes, le mandaron despachar con brevedad, dándole cédulas para que en Andalucía le diesen tres carabelas, del porte y manera que él las pidiese, y gente y mantenimientos que convenía para un tan largo viaje. ALONSO DE SANTA CRUZ (1546): Crónica de los Reyes Católicos.

 
Esquema de los Descubrimientos y Mapa de los viajes de Colón

Jueves, 11 de octubre. Navegó al Ouesudueste. Tuvieron mucha mar, más que en todo el viaje habían tenido. Vieron pardelas y un junco verde junto a la nao. Vieron los de la carabela Pinta una caña y un palo, y tomaron otro palillo labrado a lo que parecía con hierro, y un pedazo de caña y otra hierba que nace en tierra, y una tablilla. Los de la carabela Niña también vieron otras señales de tierra y un palillo cargado de escaramojos. [...] Y porque la carabela Pinta era más velera e iba delante del Almirante, halló tierra y hizo las señas que el Almirante había mandado. Esta tierra vido primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana. Puesto que el Almirante, a las diez de la noche, estando en el castillo de popa, vio lumbre, aunque fue cosa tan cerrada que no quiso afirmar que fuese tierra, pero llamó a Pedro Gutiérrez, repostero de estrados del Rey, e díjole que parecía lumbre, que mirase él, y así lo hizo y vídola. Díjole también a Rodrigo Sánchez de Segovia, que el Rey y la Reyna enviaban en el armada por veedor, el cual no vio nada porque no estaba en lugar do la pudiese ver. Después que el Almirante lo dijo, se vio una vez o dos, y era como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos pareciera ser indicios de tierra; pero el Almirante tuvo por cierto estar junto a la tierra. Por lo cual, cuando dijeron la Salve, que la acostumbraban decir e cantar a su manera todos los marineros y se hallan todos, rogó y amonestóles el Almirante que hiciesen buena guarda al castillo de proa, y mirasen bien por la tierra, y que al que le dijese primero que veía tierra le daría luego un jubón de seda, sin las otras mercedes que los reyes habían prometido, que eran diez mil maravedís de juro a quien primero la viese. A las dos horas después de media noche pareció la tierra, de la cual estarían dos leguas. Amaynaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande, sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día viernes que llegaron a una isleta de los Lucayos, que se llamaba en lengua de Indios Guanahani. Luego vieron gente desnuda, y el Almirante salió a tierra en la barca armada y Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez, su hermano, que era capitán de la Niña. Sacó el Almirante la bandera real, y los capitanes con dos banderas de la cruz verde, que llevaba el Almirante en todos los navíos por seña, con una F y una Y, encima de cada letra su corona, una de un cabo de la + y otra de otro. Puesto en tierra vieron árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio como él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha Isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se juntó allí mucha gente de la Isla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante en su libro de su primera navegación y descubrimiento de estas Indias: "Yo dice él, porque nos tuviesen mucha amistad porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a Nuestra Santa Fe con Amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que hubieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos a donde nos estábamos, nadando y nos traían papagayos y hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuenticillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad, mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque no vide más de una harto moza, y todos los que yo vieran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años, muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos, y de ellos se pintan de blanco, y dellos de colorado, y de ellos de lo que hallan; y se pintan las caras, y dellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos sólo la nariz. Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro; sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellos tienen al cabo un diente de pece, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hize senas que era aquello, y ellos me mostraron cómo allí venían gente de otras islas que estaban cerca y los querían tomar y se defendían. Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía. Y creo que ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo a Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a hablar Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla". [...]

 
Infografías sobre la vida cotidiana de los marineros

Sábado, 13 de octubre. Luego que amaneció, vinieron a la playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo, y todos de buena estatura, gente muy hermosa; los cabellos no crespos, salvo corredios y gruesos, como sedas de caballo, y todos de la frente y cabeza muy ancha, más que otra generación que hasta aquí haya visto; y los ojos muy hermosos y no pequeños; y ellos ninguno prieto, salvo de la color de los canarios, ni se debe esperar otra cosa, pues está Lesteoueste con la Isla de Hierro en Canarias, so una línea; las piernas muy derechas, todos a una mano, y no barriga, salvo muy bien hecha. Ellos vinieron a la nao con almadías, que son hechas del pie de un árbol, como un barco luengo, y todo de un pedazo, y labrado muy a maravilla según la tierra, y grandes, en que en algunos venían 40 y 45 hombres, y otras más pequeñas, hasta haber de ellas en que venían un solo hombre. Remaban con una pala como de hornero, y anda a maravilla, y si se le trastorna, luego se echan todos a nadar y la enderezan y vacían con calabazas que traen ellos. Traían ovillos de algodón hilado y papagayos y azagayas y otras cositas que sería tedio de escribir, y todo daban por cualquier cosa que se les diese. Y yo estaba atento y trabajaba de saber si había oro. Y vi que algunos de ellos traían un pedazuelo colgado con un agujero que tienen a la nariz. Y por señas pude entender que, yendo al Sur o volviendo la Isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenía grandes vasos de ello, y tenía muy mucho. Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendían en la ida. Determiné de aguardar hasta mañana en la tarde y después partir para el Sudueste, que según muchos de ellos me enseñaron decían que había tierra al Sur y al Sudueste y al Norueste; y que estas del Norueste les venían a combatir muchas veces, y así ir al Sudueste a buscar el oro y piedras preciosas. Esta isla es bien grande y muy llana y de árboles muy verdes y muchas aguas y una laguna en medio muy grande, sin ninguna montaña, y toda ella verde, que es placer de mirarla. Y esta gente harto mansa, y por la gana de haber de nuestras cosas, y teniendo que no se les ha de dar sin que den algo y no lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a nadar, mas todo lo que tiene[n] lo dan por cualquier cosa que les den, que hasta los pedazos de las escudillas y de las tazas de vidrio rotas rescataban, hasta que vi dar 16 ovillos de algodón por tres ceotís de Portugal, que es una blanca de Castilla y en ellos habría más de una arroba de algodón hilado. Esto defendiera y no dejara tomar a nadie, salvo que yo lo mandara tomar todo para Vuestras Altezas, si hubiera en cantidad. Aquí nace en esta Isla, mas por el poco tiempo no pude dar así del todo fe. Y también aquí nace el oro que traen colgado a la nariz, mas, por no perder tiempo, quiero ir a ver si puedo topar a la isla de Cipango. Ahora como fue noche todos se fueron a tierra con sus almadías. COLÓN, C. (1492): Diario de a bordo del primer viaje de Cristóbal Colón.

"El descubrimiento de América" fragmento de 1492: la conquista el paraíso.

La Española es maravilla; las sierras y las montañas y las vegas y las montañas y las tierras tan hermosas y buenas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los puertos de mar aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes, y buenas aguas, los más de los cuales traen oro. En los árboles y frutos e hierbas hay grandes diferencias con aquellas de la isla Juana. En ésta hay muchas especierías, y grandes minas de oro y de otros metales. [...] Otra isla hay, me aseguran mayor que la Española, en la que las personas no tienen ningún cabello. En ésta hay oro sin cuento y de las otras traigo conmigo indios para testimonio [...].En conclusión, pueden ver Sus Altezas que yo les daré cuanto oro hubieran menester, con muy poquita ayuda que Sus Altezas me darán; ahora especiería y algodón cuanto Sus Altezas mandarán, y almástiga cuanta mandaran cargar, y de la cual hasta hoy no se hallado salvo en Grecia en la isla de Xio, y el Señorío la vende como quiera de precio, y ligunáloe cuanto mandarán cargar [...] y creo haber hallado ruibarbo y canela, y otras mil cosas de sustancia hallaré. COLÓN, C. (1493): Primera carta.

"El descubrimiento de América" por Academiaplay.

La expansión europea: siglos XIV y XV, por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Audiovisuales "Colón, la odisea", "El último viaje de Colón"; "El enigma Colón"; "El secreto de Colón" de Planeta encantado; "¿Quién descubrió América?"; "El mundo de Colón""Una idea toma forma", "La travesía""Mundos perdidos y encontrados""La espada y la cruz""El intercambio colombino", y "En busca de Colón" de Colón y la era del descubrimiento"Cristóbal Colón" de Grandes descubridores; "La colonia perdida de C."; "Los viajes de Colón"; "América, un nuevo mundo" de Memoria de España; capítulos "El obstinado sueño de Cristóbal Colón" de Érase una vez... las Américas; y "Los hermanos Pinzón" de Érase una vez... los exploradores; "Colón y el nuevo mundo"; "Cristóbal Colón" de Para todos la 2; y "¿Quién llegó a América antes que Colón?" por Academia-play.
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PRÁCTICA "Nao castellana" [2º ESO y 2º Bach.]
Actividades variadas 1234 y 5.
Interpretación de papel: Un día en la vida de un marinero durante la expedición de Colón.
Cine: El dorado (1988); Cabeza de vaca (1991); Cristóbal Colón: el descubrimiento (1992); y 1492: la conquista el paraíso (1992).
FUENTESDiario de a bordo del primer viaje de Cristóbal Colón (relación compendiada de Fray Bartolomé de las Casa); D. Gómez ValleCanal HistoriaInfografía SOS; y J. M. Castillejo.