Julio César (s. I a.C.)
Cayo Julio César tenía dieciséis años de edad cuando murió su padre. Al siguiente año, nombrado flamin dial [sacerdote de Júpiter], repudió a Cossutia, hija de simples aunque opulentos caballeros, con la cual estaba desposado desde la niñez, tomó por esposa a Cornelia, hija de Cina, que había sido cónsul cuatro veces; de ésta nació Julia, al cabo de poco, sin que el dictador Sila pudiese conseguir por ningún medio que la repudiase; por este motivo despojóle del sacerdocio, de los bienes de su esposa y de las herencias de su casa, persiguiéndole de tal forma que hubo de ocultarse, y aunque enfermo de fiebre cuartana, se veía obligado a mudar de asilo casi todas las noches y a rescatarse a precio de oro de manos de los que le perseguían; consiguió ser perdonado al fin por mediación de las Vírgenes Vestales, de Mamerco Emilio y de Aurelio Cotta, parientes y allegados suyos. Es cosa cierta que Sila denegó el perdón durante mucho tiempo a las súplicas de sus mejores amigos y de los personajes más importantes, y que al fin, vencido por la perseverancia de éstos, prorrumpió como impulsado por inspiración o presentimiento secreto: "Triunfaron, y con ellos lo llevan. Regocíjense, mas sepan que llegará un día en que ése, que tan caro les es, destruirá el partido de los nobles, que todos juntos hemos protegido; porque en César hay muchos Marios". SUETONIO (12): Vida de los doce Césares, I, 1.
Rechazada, sin embargo, por el Senado sus peticiones y rehusando sus enemigos poner en pacto la salud de la República, pasó a la Galia Citerior, y celebrados ya los comicios provinciales, detúvose en Ravena, dispuesto a vengar con la fuerza de las armaba los tribunos partidarios suyos, si el Senado disponía medidas violentas contra ellos. Éste fue, efectivamente, el pretexto de la guerra civil, pero se cree que tuvo otros motivos. Cn. Pompeyo decía que, no pudiendo César terminar los trabajos comenzados ni satisfacer con sus recursos personales las esperanzas que el pueblo había puesto en su regreso, quiso trastornar y conmoverlo todo. Aseguran otros que temía que le obligaran a dar cuenta de lo que había hecho en pugna con las leyes, contra los auspicios e intercesiones durante su primer consulado, porque M. Catón declaraba con juramento que le citaría en justicia en cuanto licenciase al ejército. Se decía generalmente que, si regresaba en condición privada, se vería obligado, como Milón, a defenderse ante los jueces rodeados de soldados con armas; dando probabilidades a este criterio lo que Asinio Polión refiere y es, que en la batalla de Farsalia, contemplando a sus adversarios vencidos y derrotados, pronunció estas palabras: "Ellos lo quisieron; después de realizadas tantas empresas me hubieran condenado a mi, C. César, si no hubiese pedido auxilio al ejército". Otros opinan, por último, que le dominaba el hábito del mando, y que habiendo comparado con las suyas las fuerzas de sus enemigos, creyó propicia la oportunidad de adueñarse del poder soberano, que desde su juventud venía codiciando. Según parece, también lo creía Cicerón así. En el libro tercero de los Deberes, dice que César tenía siempre en los labios los versos de Eurípides que tradujo de esta manera: "Nam si violandum est jus, regnandi gratia. Violandum est: aliis rebus pietatem colas".
Cuando supo que, rechazada la intercesión de los tribunos, habían tenido éstos que salir de Roma, hizo avanzar algunas cohortes en secreto para no suscitar recelos; con objeto de disimular, presidió un espectáculo público, se ocupó en un plan de construcción para un circo de gladiadores, y se entregó como de costumbre a los placeres del festín. Pero en cuanto se puso el sol mandó uncir a su carro los mulos de una tahona próxima, y con pequeño acompañamiento, tomó ocultos caminos. Consumidas las antorchas, extraviase y vagó largo tiempo al azar, hasta que al amanecer, habiendo encontrado un guía, prosiguió a pie por estrechos senderos hasta el Rubicón, que era el límite de su provincia y donde le esperaban sus cohortes. Detúvose breves momentos, y reflexionando en las consecuencias de su empresa, exclamó dirigiéndose a los más próximos: "Todavía podemos retroceder, pero si cruzamos este puentecillo, todo habrán de decidirlo las armas".
Dedicóse César entonces a la organización de la República; reformó el calendario, tan desordenado por culpa de los pontífices y por el abuso, antiguo ya, de las intercalaciones, que las fiestas de la recolección no coincidían ya en verano, ni la de las vendimias en otoño; distribuyó el año según curso del sol, y lo compuso de trescientos sesenta y cinco días, suprimió el mes intercalario y aumentó un día a cada año cuarto. Para que este nuevo orden de cosas pudiese dar principio en las calendas de enero del año siguiente, agregó dos meses, entre noviembre y diciembre, teniendo, por lo tanto, este año, quince meses, contando el antiguo intercalario que sucedía en él.
Completó el Senado; designó patricios, aumentó el número de pretores, de ediles, de cuestores y de magistrados subalternos; rehabilitó a los que habían despojado de su dignidad los censores o condenado los tribunales por cohecho. Compartió con el pueblo el derecho de elección en los comicios; de modo que, a excepción de sus competidores al consulado, los demás candidatos los designaban a medias el pueblo y él. Los suyos los designaba en tablillas que enviaban a todas las tribus, conteniendo esta breve inscripción: César, dictador, a la tribu tal: os recomiendo a éste o aquél para que obtengan su dignidad por vuestro sufragio. Admitió a los honores a los hijos de los proscritos. Restringió el poder judicial a dos clases de jueces, a los senadores y a los caballeros, y suprimió los tribunos del Tesoro, que formaban la tercera jurisdicción. Formó el censo del pueblo, no de la manera acostumbrada ni en el lugar ordinario, sino por barrios y según padrones de los propietarios de las casas; redujo el número de los ciudadanos a quienes suministraba trigo el Estado, de trescientos veinte a ciento cincuenta mil, y para que la formación de estas listas no pudiese ser causa en el futuro de nuevos disturbios, decretó que el pretor pudiese reemplazar, por medio de sorteo, con los que no quedaban inscritos a los que fallecieran. SUETONIO (12): Vida de los doce Césares, I, 30-31.
Fabio Máximo, a quien César dejó encargo de estrechar el sitio de Munda, adelantaba continuamente sus trabajos, de tal suerte que, estrechados los enemigos por todas partes, trataron de pelear unos con otros; después que se ejecutó así una matanza cruel, hicieron una salida. No perdieron los nuestros ocasión de apoderarse de la plaza, donde todos los que se encontraban quedaron prisioneros. Desde aquí marcharon a Osuna, ciudad defendida con grandes fortificaciones, cuya situación, muy elevada, hacía enormemente dificultoso el ataque, no sólo por las obras sino también por la naturaleza del terreno. Añadíase a esto el no haber más agua que la de la propia ciudad, pues en todos los alrededores no se hallaba un arroyo a más de ocho millas de distancia. Favorecía éste mucho a los habitantes, y mas el hecho de que en seis millas no se encontraba ni césped para levantar trincheras, ni madera para la construcción de torres, ya que Pompeyo, para dejas la ciudad más segura de sitio, había mandado cortar toda la leña del entorno y meterla en la plaza. Así se veían los nuestros precisados a transportar los materiales de Munda, de la cual acababan de apoderarse. Mientras pasaba esto en Munda y Osuna, habiendo pasado César de Gades a Hispalis, el día siguiente tuvo una asamblea general, en la que les hizo ver que desde el principio de su cuestura había tomado particular afecto a esta provincia entre todas y que le hizo en aquel tiempo todos los beneficios que pudo; que después, siendo pretor, y con algunas más dificultades por su empleo, había alcanzado del Senado que le perdonase los impuestos que Metelo le había cargado, liberándola de la opresión de sus pagos; que al mismo tiempo, tomándola bajo su protección introdujo muchas embajadas suyas en el Senado y había defendido muchas causas públicas y privadas, acarreándole por ello no pocos enemigos; que en su consulado, aún estando ausente, había hecho cuantos favores había podido en la provincia, y que a todas estas buenas obras eran ingratos y desconsiderados para consigo y el pueblo romano, tanto en la presente guerra como en las pasadas. GUERRA DE HISPANIA (50-40 a.C.): 41, 2.
En cuanto se sentó, le rodearon los conspiradores con pretexto de saludarle; en el acto Cimber Telio, que se había encargado de comenzar, acercósele como para dirigirle un ruego; mas negándose a escucharle e indicando con el gesto que dejara su petición para otro momento, le cogió de la toga por ambos hombros, y mientras exclamaba César: "Esto es violencia". Uno de los Casca, que se encontraba a su espalda, lo hirió algo más abajo de la garganta. Cogióle César el brazo, se lo atravesó con el punzón y quiso levantarse, pero un nuevo golpe le detuvo. Viendo entonces puñales levantados por todas partes, envolviese la cabeza en la toga y bajóse con la mano izquierda los paños sobre las piernas, a fin de caer más noblemente, manteniendo oculta la parte inferior del cuerpo. Recibió veintitrés heridas, y sólo a la primera lanzó un gemido, sin pronunciar ni una palabra. Sin embargo, algunos escritores refieren que viendo avanzar contra él a M. Bruto, le dijo en lengua griega: "¡Tú también, hijo mío!". Cuando le vieron muerto, huyeron todos, quedando por algún tiempo tendido en el suelo, hasta que al fin tres esclavos le llevaron a su casa en una litera, de la que pendía uno de sus brazos. Según testimonio del médico Antiscio, entre todas sus heridas sólo era mortal la segunda que había recibido en el pecho. Los conjurados querían arrastrar su cadáver al Tíber, adjudicar sus bienes al Estado y anular sus disposiciones; pero el temor que les infundieron el cónsul M. Antonio y Lépido, jefe de la caballería, les hizo renunciar a su designio. SUETONIO (12): Vida de los doce Césares, I, 82.
Cómics de Asterix y Obélix.
Glosario de conceptos de la Unidad 05 de Cultura Clásica .
Glosario de conceptos de la Unidad 05 de Cultura Clásica .
Audiovisuales: "Julio César" de la serie Malos de la Historia, "Julio César" de la serie Rome: rise and fall of an Empire; "César" de la serie Ancient Rome: The Rise and Fall of an Empire, "JC: conquistador de la Galia" de la serie En la línea de fuego, "Julio César y la batalla de Alesia" de la serie Grandes conquistadores; "La gran conspiración contra Julio César" de TED y “Funeral de Julio César”.
Podcasts: "César y la Guerra de las Galias" de Histocast; "César vs Pompeyo" de Desperta Ferro; "JC vs Pompeyo" de Pasaje de la Historia de J. A. Cebrián, y "La crónica de la Guerra de las Galias" de La Biblioteca Perdida.
PRÁCTICA: Protagonistas de la Antigua Roma [1ºESO y Cultura Clásica].
Literatura: SHAKESPEARE, W. (1599): Julio Cesar.
Literatura: SHAKESPEARE, W. (1599): Julio Cesar.
Música: "Julius Caesar" versionando el tema Bésame Mucho de The Beatles.
Cine y tv: Julio César (1953), Asterix y Obelix contra César (1999); Julio César tv (2002); y Roma (2005).
FUENTES: Canal Historia; Girha; y ESPINOSA, Y. y MUÑOZ JIMÉNEZ, M. R. (1997): Cultura Clásica : 2º ciclo ESO, Akal, Madrid, pp. 59-60.