Actualizado a 21 de noviembre de 2024

El Desastre del 98


La guerra no es contra el español que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria que se ganen, podrá gozar respetado, y aun amado, de la libertad que sólo arrollará a los que le salgan, imprevisores, al camino. Nosotros, los cubanos, empezamos la guerra, y los cubanos y los españoles la terminaremos […]. No hay odio en el pecho antillano, y el cubano saluda en la muerte al español a quién la crueldad del ejército forzoso arrancó de su casa y su terreno para venir a asesinar en pecho de hombres la libertad que él mismo ansia. Más que saludarlo en la muerte quisiera la Revolución acogerlo en vida, y la República será un tranquilo hogar para todos los españoles laboriosos y honestos, que podrán gozar en ella de la libertad y de los bienes que no habrían de encontrar aún por largo tiempo en la flaqueza, la apatía y los vicios políticos de su país […]. MARTÍ, J. y GÓMEZ, M. (1895): Manifiesto de Montecristi.

¿No hemos debido abandonar en lo que va de siglo todas las colonias que poseíamos, desde Méjico a Chile? ¿No han debido ceder las suyas otras naciones más poderosas que la nuestra? ¿No es sabido que las colonias, a la par de los hijos de familia, sienten, cuando mayores, la tendencia a emanciparse? […] El patriotismo no consiste en dejarse llevar por la corriente de las pasiones populares, ni en callar, por duros que sean los remedios que los males de la Nación exijan; consiste en proponerlos y aplicarlos con ánimo valiente para que la Nación no caiga en riesgo de muerte. PI Y MARGALL, F. (1896): El Nuevo Régimen.
¿Para quiénes es buena la guerra? Para la Compañía Transatlántica que hace un gran negocio. Para unos cuantos mercachifles que explotan en Cuba a los soldados. Para un puñado de militares que van a buscar estrellas y para los usureros que prestan con un interés enorme los millones que la guerra consume. En cambio perjudica a la casi totalidad de la nación y, muy principalmente, a los trabajadores, que son los que dan los hombres para la guerra. PSOE (1897): "Venga la paz", en El Socialista.
La isla de Cuba es la Alsacia-Lorena de España: el honor de España está en juego. CÁNOVAS, A. (1897): Declaración.
España está dispuesta a sacrificar hasta la última peseta del Tesoro y hasta la última gota de sangre del último español antes de consentir que nadie le arrebate ese pedazo de su territorio. SAGASTA, P.M. (1897): Declaración.
El Consejo de Ministros cree llegado el momento de realizar por completo las promesas hechas en el último discurso de la Corona en 1896, dotando a entrambas Antillas de una personalidad administrativa y económica que, otorgando al país el control total de sus negocios peculiares, mantenga los derechos de soberanía, a la vez que sancione de modo definitivo la autonomía colonial […]. Sea cual sea el juicio que se forme sobre la posibilidad de alcanzar la paz por la sola acción de la guerra, sin que a ello contribuya la acción política ni la internacional, es un hecho evidente que el ejército ha conseguido ya en el territorio cubano, no sólo cuanto pueda exigir el honor de las armas, sino todo lo que racionalmente cabe esperar del empleo de la fuerza en contiendas de índole semejante.La pacificación ha de venir ahora por la acción política […] todos los esfuerzos del mundo no son bastantes para mantener la paz con el solo empleo de las bayonetas. Sin perjuicio de lo cual, mientras quede un rebelde en armas, habrá de continuarse el esfuerzo militar hasta lograr la sumisión completa. Proclama del gobierno liberal, 1897.
Ha llegado el momento de que pensemos única y exclusivamente en la Patria para vengar las afrentas que ha recibido, para castigar las injurias de que le han hecho objeto. [...] Nuestra sangre, nuestro dinero, nuestros hijos, lo que más amemos, lo que mayor sacrificio nos imponga. Pensemos que se trata de la madre querida que la canalla yankee pretende deshonrar, y hallaremos fuerza y oro más que suficiente para castigar la osadía de los mercaderes de Washington. [...] ¡A la guerra, pues, con el Gobierno que ha de aceptarla a la cabeza, y vitoreando con entusiasmo al Ejército que ha de realizarla! Que haya una sola ambición, el triunfo; que suene un solo grito, el de ¡Viva España! Y nada más; una oración para los bravos muertos y un elogio entusiasta, un aplauso atronador para los héroes vivos que vuelvan cubiertos de gloria. España es así, y ahora, como siempre, no desmentirá su fama, porque se identificará con su historia, tan sangrienta como gloriosa, tan brillante como accidentada. La Correspondencia Militar, 20 de abril de 1898.
¡Paz! ¡paz!, es lo que debemos pedir con muchísima insistencia, proletarios españoles. Con una pronta paz podrá cerrarse la ancha herida por donde nuestra clase viene desangrándose desde hace varios años. Con una pronta paz volverán a abrirse muchas de las fábricas cerradas y se reanudarán otros trabajos suspendidos. Con una pronta paz descenderán los precios de los artículos de primera necesidad. [...] ¡A trabajar, pues, por la paz, socialistas! ¡A trabajar por la paz, obreros todos! La guerra siempre es un mal, pero en las condiciones que hoy la sostiene España es algo más: es una inmensa desdicha. PSOE (1898): Comité Nacional del Partido Socialista, Madrid, 26 de junio.

 
Mapa de la guerra y de la batalla de Santiago de Cuba

Considerando que el aborrecible estado de cosas que ha existido en Cuba durante los tres últimos años, en isla tan próxima a nuestro territorio, ha herido el sentido moral del pueblo de los Estado Unidos, ha sido una deshonra para la civilización cristiana y ha llegado a su periodo crítico con la destrucción de un barco de guerra norteamericano y con la muerte de 266 de entre sus oficiales y tripulantes, cuando el buque visitaba amistosamente el puerto de la Habana; el Senado y la Cámara de Representantes, reunidos en Congreso, acuerdan:
Primero: Que el pueblo de Cuba es y debe ser libre e independiente.
Segundo: que los Estados Unidos tienen el deber de pedir, y por tanto el Gobierno de los Estados Unidos pide, que el Gobierno Español renuncie inmediatamente a su autoridad y gobierno sobre la isla de Cuba y retire de Cuba y de las aguas cubanas sus fuerzas terrestres y navales [...].
Tercero: Que se autoriza al Presidente de los Estados Unidos, y se le encarga y ordena, que utilice todas las fuerzas militares de los Estados Unidos para llevar a efecto estos acuerdos.
Si a la hora del mediodía del sábado próximo, 23 de abril, no ha sido comunicada a este Gobierno por el de España una completa y satisfactoria respuesta a la Resolución, en tales términos que la paz de Cuba quede asegurada, el presidente procederá sin ulterior aviso a usar poder y autorización ordenados y conferidos a él, tan extensamente como sea necesario. EEUU (1898): Ultimátum de Estados Unidos al Gobierno Español por el hundimiento del USS Maine, 18 del abril.

La Guerra de Cuba y el Desastre del 98.

S. M. la Reina Regente de España, en nombre de su augusto hijo D. Alfonso XIII y los Estados Unidos de América, deseando poner término al estado de guerra hoy existente entre ambas naciones […]. Previa discusión de las materias pendientes han convenido en los siguientes artículos:
1º) España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos […]
2º) España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que ahora están bajo su soberanía en las Islas Occidentales y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o Ladrones.
3º) España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las Islas Filipinas […] los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente Tratado.
4º) Los Estados Unidos, durante el término de diez años a contar desde el canje de ratificación del presente Tratado, admitirán en los puertos de las Islas Filipinas los buques y mercancías españolas, bajo las mismas condiciones que los buques y mercancías de los Estados Unidos […]
6°) España, al ser firmado el presente tratado, pondrá en libertad a todos los prisioneros de guerra y a todos los detenidos o presos por delitos políticos a consecuencia de las insurrecciones en Cuba y en Filipinas, y de la guerra con los Estados Unidos. Recíprocamente, los Estados Unidos pondrán en libertad a todos los prisioneros de guerra hechos por las fuerzas americanas, y gestionarán la libertad de todos los prisioneros españoles en poder de los insurrectos de Cuba y Filipinas [...]. Tratado de paz entre España y Estados Unidos de América, 1898.

"La Guerra de Cuba" de la serie Memoria de España

¿Qué quería S.S. que hubiera hecho? ¿Qué ante ese ultimátum requiriéndonos para que abandonáramos Cuba hubiésemos cedido en el acto y les hubiéramos entregado Cuba sólo porque los norteamericanos la querían? ¡Ah! Su Señoría que se lamenta de cómo ha venido el ejército español, Su Señoría que se lamenta de la situación en que se halla España, ¿cómo se lamentaría […] si hubiéramos cedido sin más ni más a la pretensión de los Estados Unidos de despedirnos, como se puede despedir a un lacayo, de un país en que llevamos 400 años de dominación y en que teníamos 200.000 soldados y entre voluntarios y guerrilleros otros 100.000, es decir, un ejército de 300.000 hombres? ¡Ah! ¿Era eso posible? Claro está que nosotros no podíamos hacer más de lo que hemos hecho defendiéndonos de la agresión como hemos podido y hasta donde hemos podido; hemos sido vencidos, pero después el vencido no ha quedado deshonrado; en cambio, si nuestros soldados hubieran venido sin hacer la más mínima resistencia […] ¡ah! entonces hubiera quedado borrada del número de las naciones civilizadas y nuestro ejército no hubiera venido cubierto por la desgracia ni la nación sería en estos momentos desgraciada; no, nuestro ejército hubiese venido cubierto de oprobio y la nación española sería una nación despreciable […]. Diario de sesiones del Congreso, 23 de febrero de 1899.
Os han de quitar el in, // para que seáis dependientes // y el de, para que pendientes // del amo quedéis al fin.
Víctimas de usura ruin, // ni dientes os quedarán, // porque hasta el di os quitarán; // y ya norteamericanos, // de independientes cubanos // en entes os dejarán. Los lunes de El Imparcial, 10 de diciembre de 1898.
Los doctores de la política y los facultativos de cabecera estudiarían, sin duda, el mal; discurrirán sobre sus orígenes, su clasificación y sus remedios; pero el más ajeno a la ciencia que preste atención a asuntos públicos observa este singular estado de España; dondequiera que se ponga el tacto, no se encuentra el pulso […]. Hay que dejar la mentira y desposarse con la verdad; hay que abandonar las vanidades y sujetarse a la realidad, reconstituyendo todos los organismos de la vida nacional sobre los cimientos, modestos, pero firmes, que nuestros medios permiten, no sobre las formas huecas de un convencionalismo que a nadie engaña y a todos desalienta y burla. SILVELA, F. (1898): España sin pulso.


El desastre del 98 de Braulio Saavedra Padrón

Podcast "Los últimos de Filipinas" de Memorias de un tambor; y "Héroes de Baler" de La escafandra.
Cine: Los últimos de Filipinas (1945), y 1898: los últimos de Filipinas (2016).
RODRÍGUEZ PUÉRTOLAS, J. (1999): El desastre en sus textos.