Mausoleo de Gala Placidia (430).
Entró Pilato de nuevo en el Pretorio, y, llamando a Jesús, le dijo: ¿Eres tú el rey de los judíos? Respondió Jesús: ¿Por tu cuenta dices eso o te lo han dicho otros de mí? Pilato contestó: ¿Soy yo judío por ventura? Tu nación y los pontífices te han entregado a mí; ¿qué has hecho? Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuera mi reino, mis ministros habrían luchado para que no fuese entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: Luego, ¿tú eres rey? Respondió Jesús: Tú dices que soy rey. JUAN (s. II): Evangelio, XVIII, 33-37.
"El Jesús histórico y el de la Biblia", por Academia Play
Expulsó de Roma a los judíos que, a instigación de un tal Cristo, provocaban turbulencias. SUETONIO, Claudio, XXV.
Luego, para acabar con este rumor, culpó y aplicó refinadísimos tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, odiosos por sus maldades. Les venía este nombre de Cristo, a quien bajo el Imperio de Tiberio, Poncio Pilatos le condenó a muerte; reprimida por el momento esta detestable superstición, reaparecía con más vigor. Y esto no sólo por Judea, cuna de este mal, sino también a través de toda Roma, donde tiene fácil acogida y desarrollo todo lo más atroz y vergonzoso de todas partes. Primeramente fueron apresados los que declaraban su fe; después, por revelaciones de ellos mismos, una gran multitud fue convencida, más que de delito de incendio, de odio al género humano. TÁCITO, Annales, XLIV.
De Trajano a Plinio el Joven. Querido Plinio, tú has actuado muy bien en los procesos contra los cristianos. A este respecto no será posible establecer normas fijas. Ellos no deberán ser perseguidos, pero deberán ser castigados en caso de ser denunciados. En cualquier caso, si el acusado declara que deja de ser cristiano y lo prueba por la vía de los hechos, esto es, consiente en adorar nuestros dioses, en ese caso debe ser perdonado. Por lo que respecta a las denuncias anónimas, estas no deben ser aceptadas por ningún motivo ya que ellas constituyen un detestable ejemplo: son cosas que no corresponden a nuestro siglo. PLINIO EL JOVEN (): Panegírico de Trajano y Cartas, Cartas XCVIII
Infografía del Cristianismo.
Se nos acusa de que somos cristianos; pero aborrecer lo que es bueno, óptimo, resulta contrario a la justicia. Por otra parte, si alguno reniega de ese nombre y afirma que no es cristiano, lo dejáis libre, [dando a entender] que en nada tenéis que argüirle de delito. Pero si alguno confiesa le imponéis la pena por la sola confesión, siendo así que lo oportuno sería examinar la conducta del que confiesa y del que niega, para que por los actos pueda conocerse qué tal es cada uno. JUSTINO (): Primera Apología, IV.
Y como también Severo suscitara una persecución contra las iglesias, en todas partes se consumaron espléndidos martirios de los atletas de la religión, pero se multiplicaron especialmente en Alejandría. Los atletas de Dios fueron enviados allá, como al estadio más grande, desde Egipto y toda Tebaida, y por su firmísima paciencia en diversos tormentos y géneros de muerte, se ciñeron las coronas preparadas por Dios. Entre ellos se encontraba también Leónidas, llamado "el padre de Orígenes", que fue decapitado, y dejó a su hijo todavía muy joven. No estará de más describir brevemente con qué predilección por la palabra divina vivió el muchacho desde entonces, ya que es abundantísimo lo que de él se cuenta de célebre entre la gran mayoría. EUSEBIO DE CESAREA (): Historia Eclesiástica, VI, 1.
Mapas de Viajes de Pablo y Expansión del cristianismo.
Por su parte Licinio, pocos días después de la batalla, tras hacerse cargo y repartir una parte de las tropas de Maximino, llevó su ejército a Bitinia y entró en Nicomedia. Allí dio gracias a Dios con cuya ayuda había logrado la victoria y el día 15 de junio del año en que él y Constantino eran cónsules por tercera vez, mandó dar a conocer una carta dirigida al gobernador acerca del restablecimiento de la Iglesia y cuyo texto es el siguiente: «Yo, Constantino Augusto, y yo también, Licinio Augusto, reunidos felizmente en Milán para tratar de todos los problemas que afectan a la seguridad y al bienestar público, hemos creído nuestro deber tratar junto con los restantes asuntos que veíamos merecían nuestra primera atención el respeto de la divinidad, a fin de conceder tanto a los cristianos como a todos los demás, facultad de seguir libremente la religión que cada cual quiera, de tal modo que toda clase de divinidad que habite la morada celeste nos sea propicia a nosotros y a todos los que están bajo nuestra autoridad. Así pues, hemos tomado esta saludable y rectísima determinación de que a nadie le sea negada la facultad de seguir libremente la religión que ha escogido para su espíritu, sea la cristiana o cualquier otra que crea más conveniente, a fin de que la suprema divinidad, a cuya religión rendimos este libre homenaje, nos preste su acostumbrado favor y benevolencia. Para lo cual es conveniente que tu excelencia sepa que hemos decidido anular completamente las disposiciones que te han sido enviadas anteriormente respecto al nombre de los cristianos, ya que nos parecían hostiles y poco propias de nuestra clemencia, y permitir de ahora en adelante a todos los que quieran observar la religión cristiana, hacerlo libremente sin que esto les suponga ninguna clase de inquietud y molestia. Así pues, hemos creído nuestro deber dar a conocer claramente estas decisiones a tu solicitud para que sepas que hemos otorgado a los cristianos plena y libre facultad de practicar su religión. Y al mismo tiempo que les hemos concedido esto, tu excelencia entenderá que también a los otros ciudadanos les ha sido concedida la facultad de observar libre y abiertamente la religión que hayan escogido como es propio de la paz de nuestra época. Nos ha impulsado a obrar así el deseo de no aparecer como responsables de mermar en nada ninguna clase de culto ni de religión. Y además, por lo que se refiere a los cristianos, hemos decidido que les sean devueltos los locales en donde antes solían reunirse y acerca de lo cual te fueron anteriormente enviadas instrucciones concretas, ya sean propiedad de nuestro fisco o hayan sido comprados por particulares, y que los cristianos no tengan que pagar por ello ningún dinero de ninguna clase de indemnización. Los que hayan recibido estos locales como donación deben devolverlos también inmediatamente a los cristianos, y si los que los han comprado o los recibieron como donación reclaman alguna indemnización de nuestra benevolencia, que se dirijan al vicario para que en nombre de nuestra clemencia decida acerca de ello. Todos estos locales deben ser entregados por intermedio tuyo e inmediatamente sin ninguna clase de demora a la comunidad cristiana. Y como consta que los cristianos poseían no solamente los locales donde se reunían habitualmente, sino también otros pertenecientes a su comunidad, y no posesión de simples particulares, ordenamos que como queda dicho arriba, sin ninguna clase de equívoco ni de oposición, les sean devueltos a su comunidad y a sus iglesias, manteniéndose vigente también para estos casos lo expuesto más arriba [...]. De este modo, como ya hemos dicho antes, el favor divino que en tantas y tan importantes ocasiones nos ha estado presente, continuará a nuestro lado constantemente, para éxito de nuestras empresas y para prosperidad del bien público. Y para que el contenido de nuestra generosa ley pueda llegar a conocimiento de todos, convendrá que tú la promulgues y la expongas por todas partes para que todos la conozcan y nadie pueda ignorar las decisiones de nuestra benevolencia». LACTANCIO (318-21): De mortibus persecutorum [Edicto de Milán (313)].
"Los orígenes del cristianismo oficial: de Constantino al final del Arrianismo", por Academia Play.
Todos nuestros pueblos [...] deben adherirse a la fe trasmitida a los romanos por el apóstol Pedro, la que profesan el pontífice Dámaso y el obispo Pedro de Alejandría [...], o sea, reconocer, de acuerdo con la enseñanza apostólica y la doctrina evangélica, la Divinidad una y la Santa Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Únicamente los que observan esta ley tienen derecho al título de cristianos católicos. En cuanto a los otros, estos insensatos extravagantes, son heréticos y fulminados por la infamia, sus lugares de reunión no tienen derecho a llevar el nombre de iglesias, serán sometidos a la venganza de Dios y después a la nuestra. Código Teodosiano, 16, I, 2. [Edicto de Tesalónica, 380].
Los capítulos propuestos contra la herejía de Prisciliano [...] contienen lo siguiente: Si alguno, además de la Santa Trinidad, introduce otros no sé qué nombres de la Divinidad, diciendo que en la misma divinidad hay la Trinidad de la Trinidad, como afirmaron los gnósticos y Prisciliano, sea anatema. Si alguno no venera verdaderamente la natividad de Cristo según la carne, sino que finge honrarla ayunando en aquel día y en domingo, porque no cree que Cristo nació con verdadera naturaleza de hombre, como afirmaron Cedón, Marción, Maniqueo y Prisciliano, sea anatema. Si alguno dice que las almas humanas pecaron primeramente en las moradas celestiales, y que por eso fueron arrojadas a la tierra en cuerpos humanos, como afirmó Prisciliano, sea anatema. Si alguno cree que el diablo ha hecho en el mundo algunas criaturas y que él de propia autoridad produce los truenos, relámpagos, tempestades y sequías, como afirmó Prisciliano, sea anatema. Si alguno cree que los doce signos siderales, que suelen ser observados por los astrónomos, están dispuestos por cada uno de los miembros del alma o del cuerpo, y que se les aplican los nombres de los Patriarcas, como lo afirmó Prisciliano, sea anatema. Si algún clérigo o monje tiene en su compañía algunas otras mujeres como adoptivas, que no sean la madre, hermana, o tía, u otras unidas a él con parentesco próximo y convive con ellas, como enseñó la secta de Prisciliano, sea anatema. Si alguno condena los matrimonios humanos, y aborrece la procreación de los que van a nacer, como afirmaron Maniqueo y Prisciliano, sea anatema. (). [Condena de Prisciliano].
Arte Paleocristiano de Ana Rey
Cristianismo primitivo por Wikipedia, Escritos del cristianismo primitivo (documentos).
Origen de la Navidad
Audiovisuales "Jesús de Nazaret y el cristianismo primitivo" por A. Piñero; "¿Existió Jesús de Nazaret?" por N.F. Marqués; "Pedro y Pablo y la revolución cristiana"; "Mitos y verdades sobre Jesucristo"; "Jesucristo y las primeras cruces cristianas" por Academia play; "¿Jesús, el mago?" de Numischannel; "El pueblo judío en tiempos de Jesús" por Raíces de Europa; y "La evolución de Dios y del Diablo" por Curiosamente.
Podcast
DODDS, E. R. (1975): Paganos y cristianos en una época de angustia.
Arte Paleocristiano por Wikipedia, Ángel Yela y Tomás Pérez; e Iconografía paleocristiana por Ignacio Sobón.
Iconografía cristiana por Evangelizar con el arte.
PRÁCTICA "Sarcófago de Junio Basso".