Actualizado a 21 de noviembre de 2024

El Reino de Asturias

Pelayo (1964), por Eduardo Zaragoza.

Por aquellos tiempos era prefecto de Asturias, con residencia en León, Munuza, compañero de Tariq. Durante su gobierno, cierto espatario de los reyes Witiza y Rodrigo, llamado Pelayo, oprimido por el señorío de los ismaelitas, entró en Asturias con su hermana. El prefecto Munuza envió a Pelayo a Córdoba con el pretexto de una legación, pero en verdad con ocasión de su interés por su hermana. Antes de que regresara el antiguo espatario, Munuza, mediante cierto artificio, se unió en matrimonio con la hermana de Pelayo; mas cuando volvió este, en ninguna manera quiso consentir en tal enlace, sino que se apresuró a hacer con gran osadía lo que ya meditaba acerca de la salvación de la Iglesia. Entonces, el nefando Tariq envió soldados a Munuza para que apresaran a Pelayo y lo llevasen a Córdoba encadenado. [... Pelayo] Dirigiéndose hacia la tierra montañosa, arrastró consigo a cuantos encontró camino de una asamblea y con ellos subió a un gran monte llamado Aseuva y se refugió en la ladera de dicha montaña, en una cueva que sabía era segura y de la que mana un gran río por nombre Deva. Desde ella envió mensajeros a todos los astures, que se congregaron en una junta y le eligieron príncipe. Enterados de lo ocurrido los soldados que habían venido para prender a Pelayo, regresaron a Córdoba y manifestaron a su rey que se había sublevado el denunciado por Munuza. Cuando el rey oyó tal noticia, conmovido por furiosa ira, mando salir contra el rebelde una hueste innumerable, reclutada en toda España; puso al frente del ejercito a Alkama, y ordeno que fuese con este y sus tropas a Asturias Oppas, obispo de Toledo, hijo de Vitiza, por cuya traición habían perecido los godos. Alkama [...] entró en Asturias con un ejército de 187.000 soldados. Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Aseuva, y el ejército de Alkama llego hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva. El predicho obispo subió a un montículo situado delante de la cueva de la Señora y hablo así a Pelayo [...] "Escucha mi consejo, vuelve de tu acuerdo, gozaras de muchos bienes y disfrutaras de la amistad de los caldeos". [...] Pelayo dijo: "Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo que ves sea España salvada y reparado el ejército de los godos. [...] confiando en la misericordia de Jesucristo, desprecio esa multitud y no temo el combate con que nos amenazas. Tenemos por abogado cerca del Padre a nuestro Señor Jesucristo, que puede librarnos de estos paganos". [...] Alkama mando entonces comenzar el combate [...] pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar con los caldeos; emprendieron estos la fuga, se dividió en dos su hueste, y allí mismo fue al punto muerto Alkama y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron ciento veinticuatro mil caldeos, y los sesenta y tres mil restantes subieron a la cumbre del monte Aseuva y por el lugar llamado Amuesa descendieron a la Liébana. Pero ni estos escaparon a la venganza del Señor; cuando atravesaban por la cima del monte que esta a orilla del río llamado Deva, junto al predio de Cosgaya, se cumplió el juicio del Señor: el monte, desgajándose de sus cimientos, arrojo al río los sesenta y tres mil caldeos y los aplasto a todos. Crónica de Alfonso III (s. X) [Batalla de Covadonga 718 o 722].

"La batalla de Covadonga y el mito fundacional de España" por Academia play.

Cuentan algunos historiadores que el primero que reunió a los fugitivos cristianos de España, después de haberse apoderado de ella los árabes, fue un infiel llamado Pelayo, natural de Asturias. Dice Isa ben Ahmad Al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim Al-Qaibi, se levantó en tierra de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos de Al-Andalus a defender contra los musulmanes las tierras que aun quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta llegar a Ariyula, de la tierra de los Francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había sino quedado la roca donde se refugió el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían que comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llego a ser penosa, y al cabo los despreciaron, diciendo: “Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?” En el año 133 murió Pelayo y reino su hijo Fáfila. El reinado de Pelayo duro diecinueve años y el de su hijo, dos. Después de ambos reino Alfonso, hijo de Pedro, abuelo de los Banu Alfonso, que consiguieron prolongar su reino hasta hoy y se apoderaron de lo que los musulmanes les habían tomado. AL-MAQQARI, Kitab Nafh al-Tib.

Muerto [Fávila], es elegido como rey por todo el pueblo Alfonso [I], que con la gracia divina tomó el cetro del reino. La osadía de los enemigos fue siempre aplastada por él. Este, en compañía de su hermano Fruela, haciendo avanzar a menudo su ejército, tomó por la guerra muchas ciudades; a saber: Lugo, Tuy, Oporto, Anegia, Braga la Metropolitana, Viseo, Chaves, Ledesma, Salamanca, Numancia, que ahora se llama Zamora, Ávila, Astorga, León, Simancas, Saldaña, Amaya, Segovia, Osma, Sepúlveda, Arganza, Coruña [del Conde, Burgos], Mave, Oca, Miranda, Revenga, Carbonárica, Abeica, Cenicero y Alesanco, y los castillos con sus villas y aldeas, matando además por la espada a los árabes, y llevándose consigo a los cristianos a la patria. Por este tiempo se pueblan Asturias, Primorias, Liébana, Trasmiera, Sopuerta, Carranza, las Vardulias, que ahora se llaman Castilla, y la parte marítima de Galicia; pues Álava, Vizcaya, Aizone y Orduña se sabe que siempre han estado en poder de sus gentes, como Pamplona [...]. Crónica de Alfonso III, Versión Rotense (s. X), 13-14.
En este mismo año 140 [757] murió, Adfuns [Alfonso I] rey de Galicia. Había reinado dieciocho años. Tras él rigió su hijo Tiduwilia [Fruela I] que sobrepasaba a su padre en valentía, en habilidad administrativa para reinar y en firmeza. Cuando reinó su poder se fortaleció y su autoridad fue grande; expulsó a los musulmanes de las plazas fronterizas y se apoderó de la ciudad de Lugo, Oporto, Salamanca, Zamora, Ávila, Segovia y Castilla. IBN AL-ATIR (1231): El Perfecto Libro de Crónicas.

Mapa expansión Reino de Asturias

Alfonso el Magno [Alfonso II el Casto] reinó 51 años. Este, en el undécimo año de su reinado, expulsado ilegítimamente del trono se refugió en el monasterio de Ablaña. De allí fue sacado por un cierto Teuda y por otros leales, y repuesto en Oviedo, en la cumbre del reino. Este construyó en Oviedo el admirable templo de San Salvador y los Doce Apóstoles, de piedra y cal, y la iglesia de Santa María con sus tres altares. También erigió la basílica de San Tirso, admirable edificación, con numerosos ángulos; y todas estas casas del Señor las adornó con arcos y con columnas de mármol, y con oro y plata, con la mayor diligencia y, junto con los regios palacios, las decoró con diversas pinturas; y todo el ceremonial de los godos, tal y como había sido en Toledo, lo restauró por entero en Oviedo, tanto en la iglesia como en el Palacio. Logró varias victorias sobre los ismaelitas, y venció en combate a una hueste de beréberes en Asturias, en el lugar de Lodos, y a otra en la provincia de Galicia, en el lugar de Anceo. Crónica Albeldense (881), 9.
Entonces se estableció que él respondiese por medio de su representante […] y afirmó en presencia de los jueces que la villa de Vimieta mantiene sus términos en la forma en que el obispo realizó la presura de la villa, estando baldía y sin que Catelino hubiese adquirido con anterioridad ningún tipo o de facultad sobre ella, cuando el pueblo de Bergido [el Bierzo] con su conde Gatón salió para repoblar Astorga; el mismo conde se la asignó al obispo y éste marcó los límites, edificó casas, cortes, aró, sembró las tierras de la villa y asentó allí sus ganados […]. Colección documental del monasterio de Santa María de Otero (854-1108) [Repoblación de Astorga por el conde Gatón (856-860)].

Reino de Asturias por Wikipedia; Arre caballo;
Audiovisuales 
PBL: Genealogía de los Reyes Asturianos.