Actualizado a 21 de noviembre de 2024

La Baja Edad Media

Alegoría del buen gobierno (1338), en Siena, por A. Lorenzetti.

Fue en toda la tierra muy grand fambre; é los omes moriense por las plazas é por las calles de fambre, é fue tan grande la mortandad en la gente, que bien cuidaran que muriera el cuarto de toda la gente de la tierra, e tan grande era la fambre, que comían los omes pan de grama […]. Crónica de Fernando IV de Castilla (1301).
El año 1321 en Aquitania y en gran parte de Francia fueron quemados todos los leprosos. Pues se decía, no se sabe de dónde había surgido tal creencia, que ellos querían envenenar todas las fuentes y los pozos en los cuales bebían los cristianos. Y habían realizado tal conspiración pues así los otros serían leprosos como ellos o morirían por sus venenos. Y se decía que habían dividido entre ellos los reinos y las provincias. Uno había de ser rey de Francia, otro de Inglaterra, el otro conde de Blois, etc. , y los otros tendrían señoríos según les correspondiera. De tal manera, durante mucho tiempo, ninguno osaba beber agua, a menos que fuera agua corriente. Se decía que los judíos se habían acordado con los leprosos en esta maldad, por este motivo muchos de ellos fueron quemados juntos con los leprosos. Y era el pueblo quien realizaba esta justicia sin apelar a preboste ni a bailío. Y una vez que les habían encerrado en sus casas con sus bestias y bienes, arrojaban fuego. Chronique Anonyne, Recueil des historiens des Gaules et de la France.

La Baja Edad Media, por Horizontes.

La labor de mis manos nutre a los flojos y a los ociosos y ellos me persiguen por el hambre y con la espada. Yo mantengo sus vidas con el sudor y el trabajo de mi cuerpo y ellos atacan la mía con sus excesos que me reducen a la mendicidad. Ellos viven por mí y yo muero por ellos. Ellos deberían guardarme de los enemigos y en verdad me impiden comer mi pan con tranquilidad. ¿Cómo podría un hombre tener en esas circunstancias, paciencia perfecta, cuando a mis persecuciones no puedo agregar sino muerte? Muere y fallezco por carencia y necesidad de los bienes que he ganado. El esfuerzo ha perdido su esperanza, las mercancías no encuentran el camino que las pueda llevar a salvo. Todo es presa que la espada o la lanza no defiende. No tengo otra esperanza en mi vida, sino, por desesperación, dejar mi estado, para hacer como aquellos a quienes mis despojos enriqueces, que aman más la presa que el honor de la guerra. ¿A qué llamo yo guerra? No es guerra lo que en este reino acontece: Es un pillaje individual, un libre despojo, el empleo general de la fuerza so pretexto de hostilidad y rapiña mano armada. Que la carencia de justicia y de orden han hecho posibles [...] Se llama a las armas y se despliegan los estandartes contra los enemigos. Pero las hazañas van contra mí, se dirigen a la destrucción de mi pobre subsistencia y de mi miserable vida. Se combate a los enemigos con palabras y a mí con hechos. Me encuentro exiliado en mi casa, prisionero de mis amigos, asaltado por mis defensores, atacado por soldados cuya paga sale de mi propio dinero. Y para hacer un terrible resumen de mis desdichas infinitas, no veo otros resultados a las guerras de este reino sino tierras desiertas y país inhabitable, multitud de viudas y de huérfanos desmedrados, mendicantes y desolados, y mutaciones de bienes que de las manos de quienes los han ganado pasan a los más fuertes y rapaces. En una comparación acertada, nuestro Estado francés se asemeja a la casas de un mal administrador que disipa los bienes de hoy sin proveer a los víveres de mañana, come la viña en agraz y vacía sus graneros fuera de estación sin mesura, de tal suerte que le falta el pan en el momento de mayor necesidad. CHARTIER, A. (): Le quadrilegue invesctif, en “jeux et sapience du mayen Age”.

Esquema Baja Edad Media.

En el tiempo en que gobernaban los tres estados, comenzaron a levantarse unos tipos de gentes que se llamaban Compañeros y que saqueaban a todos los que llevaban cofres. Os digo que los nobles del reino de Francia y los prelados de la Santa Iglesia se empezaron a cansar de la empresa y del orden de los tres estados. Dejaban actuar al preboste de los comerciantes y a algunos burgueses de París, pero intervenían más de lo que hubiesen querido. Sucedió un día que el duque de Normandía estaba en su palacio con gran cantidad de caballeros, y el preboste de los comerciantes reunió también gran cantidad de comunas de París que eran de su secta y de su partido. Todos llevaban caperuzas iguales para reconocerse. Este preboste se dirigió al palacio rodeado por sus gentes y entró en la cámara del duque. Con gran acritud le requirió a que se ocupara de los asuntos del reino y mantuviera consejo, de modo que el reino que debía heredar estuviera bien protegido de aquellos Compañeros que lo dominaban, saqueando y robando por todo el país. El duque respondió que se ocuparía con mucho gusto [...] Muy poco tiempo después de la liberación del rey de Navarra sucedió una terrible y gran tribulación en muchas partes del reino de Francia, en Beauvaisis, en Brie, junto al río Marne, en Laon, Valois, la tierra de Coucy y los alrededores de Soissons. Algunas gentes de las villas campesinas se reunieron sin jefe en Baeuvaisis. Al principio no eran ni cien hombres y dijeron que todos los nobles del reino de Francia, caballeros y escuderos traicionaban al reino, y que sería gran bien destruirlos a todos. Cada uno de ellos decía: "Es verdad, es verdad. Maldito sea quien por él no sean destruidos todos los gentileshombres". Entonces, sin otro consejo y sin otra armadura más que bastones con puntas de hierro y cuchillos se fueron a la casa de un caballero que estaba cerca de allí. Destruyeron la casa, mataron al caballero, a la dama y a los hijos, grandes y pequeños, y lo incendiaron todo. Luego, se fueron a un castillo y allí aún actuaron peor [...] Así hicieron en muchos castillos y buenas casas, y fueron creciendo tanto que llegaron a seis mil. Iban aumentando por que todos los de su condición les seguían por todos lados por donde pasaban [...] Y todos estos criminales reunidos, sin jefe y sin armaduras saqueaban y lo incendiaban todo, matando a todos los gentileshombres que encontraban, forzando a damas y doncellas sin piedad y sin merced como perros rabiosos [...] Entre ellos tenían un rey al que llamaban Jacques Bonhomme que era, como entonces se decía, de Clermont de Beauvaisis, y lo eligieron el peor de los peores. Estas gentes miserables incendiaron y destruyeron más de sesenta buenas casas y fuertes castillos del país de Beauvaisis y de los alrededores de Corbie, Amiens y Montdidier [...] Estas gentes se mantenían unidas entre París y Noyon y entre París y Soissons, y entre Soissons y Eu de Vermandois y por toda la tierra de Coucy [...] Cuando los gentileshombres de Beauvaisis, de Corbiosis, Vermandois y Valois y de las tierras donde aquellos miserables cometían sus crímenes, vieron sus casas destruidas y muertos sus amigos, pidieron ayuda a sus amigos en Flandes, Hainaut, Brabant y Belgique y acudieron de todos lados. Extranjeros y gentileshombres del país se unieron y empezaron a matar y decapitar aquellos miserables, sin piedad ni merced [...] el propio rey de Navarra acabó un día con tres mil muy cerca de Clermont en Beauvaisis. J. FROISSART, J. (): Crónicas [La Jacquerie (1358)].

"Guerra de los 100 años" por HistoriaEn10'.

Cuando Adán araba y Eva hilaba, ¿quién era entonces aristócrata? Al principio de los tiempos todos los hombres eran iguales. La servidumbre fue introducida por las acciones injustas de los malos, contrariamente a la voluntad divina; porque si Dios hubiese tenido intención de hacer siervos a los unos y señores a los otros habría establecido esta distinción desde el principio. Ahora se presenta una ocasión a los ingleses, si saben aprovecharla, de sacudir un yugo tan antiguo y obtener la libertad siempre deseada. Es preciso que se armen de valor. Que se conduzcan como el sabio de la Escritura que guardaba el buen trigo en su granero, pero arrancaba y quemaba la cizaña […] la cizaña de Inglaterra son los jefes opresores. Ha llegado el momento en que es preciso extirpar y eliminar a los malos señores, a los jueces injustos, a los legistas que obstaculizan el bien común. Entonces habrá paz para el presente y seguridad para el futuro. Chronicon Angliae (1328) [Sermón de John Ball (13 de junio de 1381)]. 

"La Peste Negra en 10 minutos" por Academia Play.

Baja Edad Media por Wikipedia
PBL "Paleografía bajomedieval":
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Sello lacrado por Carito Yañez.
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Podcast "La Peste Negra" de Memorias de un Tambor.
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