Actualizado a 08 de abril de 2024

La Ilustración

"Lectura en el salón de Madame Geoffrin" (1755), por Gabriel Lemonnier.

En primer lugar me doy cuenta de algo que es reconocido por el bueno y el malo: que es necesario razonar en todo, porque el hombre no es solo un animal, sino un animal racional; que, en consecuencia, siempre hay medios para descubrir la verdad; que quien renuncia a buscarla, renuncia a su cualidad humana y debe ser tratado por el resto de su especie como una bestia feroz; y que una vez descubierta la verdad, cualquiera que renuncie a aceptarla o es un insensato o es moralmente malvado. DIDEROT, D. (1751-1772): Derecho natural. Enciclopedia; por Universidad de Michigan [english] y Wikipedia.
La ilustración supone para el hombre el fin de su minoría de edad, a la que estuvo condenado por su propia culpa [...] porque la causa de este estado no reside en un defecto de raciocinio, sino en un defecto de voluntad y valor para utilizar la razón sin ser guiada por otro. ¡Ten el valor de utilizar tu propia capacidad de razonar!, esta es la consigna de la Ilustración. KANT, I. (1784): ¿Qué es la ilustración? [adaptado].

    
 Esquema sobre el Antiguo Régimen

“El orden eclesiástico no compone sino un solo cuerpo. En cambio la sociedad está dividida en tres órdenes. Aparte del ya citado, la ley reconoce otras dos condiciones: el noble y el siervo, que no se rigen por la misma ley. Los nobles son los guerreros, los protectores de las iglesias. Defienden a todo el pueblo, a los grandes lo mismo que a los pequeños y al mismo tiempo se protegen a ellos mismos. El otro orden es la de los siervos. Esta raza de desgraciados no posee nada sin sufrimiento. Provisiones y vestidos son suministrados a todos por ellos, pues los hombres libres no pueden valerse sin ellos. Así pues, la ciudad de Dios, que es tenida como una, en realidad es triple. Unos rezan, otros luchan y otros trabajan. Los tres órdenes viven juntos y no sufrirían una separación. Los servicios de cada uno de estos órdenes permiten los trabajos de los otros dos. Y cada uno a su vez presta apoyo a los demás. Mientras esta ley ha estado en vigor el mundo ha estado en paz”. ADALBERÓN DE REIMS (998): Carmen ad Robertum regem francorum.
Es sólo en mi persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí; sólo a mí pertenece el poder legislativo sin dependencia y sin división; es por mi autoridad que los oficiales de mi Corte proceden no a la formación, sino al registro, a la publicación y a la ejecución de la ley; el orden público emana de mí, y los derechos y los intereses de la Nación, de los que se suele hacer un cuerpo separado del Monarca, están unidos necesariamente al mío y no descansan más que en mis manos.” LUIS XV (1766): Discurso al Parlamento de París el 3 de marzo.
Dios estableció a los reyes como sus ministros y reina a través de ellos sobre los pueblos [...] Los príncipes actúan como los ministros de Dios y sus lugartenientes en la tierra. Por medio de ellos Dios ejercita su imperio. Por ello el trono real no es el trono de un hombre sino el de Dios mismo. Se desprende de todo ello que la persona del rey es sagrada y que atentar contra ella es un sacrilegio. BOSSUET, J. B. (1709): La política según las Sagradas Escrituras.

El Antiguo Régimen

Hay que estar loco para creer que los hombres han dicho a otro hombre, su semejante: te elevamos por encima de nosotros porque nos gusta ser esclavos. Por el contrario, ellos han dicho: Tenemos necesidad de vos para mantener las leyes a las que nos queremos someter, para que nos gobiernes sabiamente, para que nos defiendas. Exigiremos de vos que respetéis nuestra libertad. [...] Es preciso que un gobierno bien dirigido tenga un sistema tal que todas las medidas tomadas sean bien tomadas y que las finanzas, la política y la milicia concurran a un mismo objetivo, que es el robustecimiento del Estado y el acrecentamiento de su poder. Ya que un sistema no puede emanar más que de una cabeza, la voluptuosidad o la imbecilidad son las causas que impiden a los príncipes trabajar en el noble empleo de logra la felicidad de sus súbditos. Extractos de FEDERICO II de Prusia; paradigma del Despotismo ilustrado.

Mapa monarcas ilustrados

En cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al civil. Por el primero, el príncipe o el magistrado hace las leyes para cierto tiempo o para siempre, y corrige o deroga las que están hechas. Por el segundo, hace la paz o la guerra, envía o recibe embajadores, establece la seguridad y previene las invasiones; y por el tercero, castiga los crímenes o decide las contiendas de los particulares. Este último se llamará poder judicial; y el otro, simplemente, poder ejecutivo del Estado [...]. Cuando los poderes legislativo y ejecutivo se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo. Así sucede también cuando el poder judicial no está separado del poder legislativo y del ejecutivo. Estando unido al primero, el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, por ser uno mismo el juez y el legislador y, estando unido al segundo, sería tiránico, por cuanto gozaría el juez de la fuerza misma que un agresor. En el Estado en que un hombre solo, o una sola corporación de próceres, o de nobles, o del pueblo administrase los tres poderes, y tuviese la facultad de hacer las leyes, de ejecutar las resoluciones públicas y de juzgar los crímenes y contiendas de los particulares, todo se perdería enteramente. MONTESQUIEU (1748): El espíritu de las Leyes.

   
Esquemas sobre la Ilustración

¿Qué le debe un perro a otro perro, un caballo a otro caballo? Nada. Ningún animal depende de su semejante, pero habiendo recibido el hombre el destello de la Divinidad que se llama razón, ¿cuál es el fruto? El de ser esclavo en casi toda la tierra. […] Así, pues, todos los hombres serían forzosamente iguales si carecieran de necesidades. La miseria que encadena nuestra especie subordina un hombre a otro y esto no es desigualdad, que es un mal, sino la dependencia o subordinación. Importa poco que tal hombre se titule Su Alteza o Su Santidad; tan dura es la servidumbre que se padece a las órdenes de uno como de otro. […] Resulta imposible, en nuestro desgraciado planeta, que los hombres que viven en sociedad no estén divididos en dos clases: una de ellas la de los opresores y la otra la de los oprimidos; ambas se subdividen en otras mil y estas mil presentan aún matices distintos. Todos los oprimidos no son igualmente desgraciados. La mayor parte han nacido en este estado y el continuo trabajo les impide sentir demasiado su situación, pero cuando tienen conciencia de ella entonces surgen guerras como la del partido plebeyo contra el partido senatorial, en Roma, o la de los campesinos en Alemania, Inglaterra y Francia. Todas estas guerras acabaron tarde o temprano esclavizando más al pueblo, porque los poderosos tienen dinero y el dinero es el dueño de todo en un estado. […] El género humano, tal como es, no puede subsistir a menos que exista una infinidad de hombres útiles que no posean nada, pues es evidente que un hombre no abandonará voluntariamente […]. De modo que la igualdad es, a la vez, la cosa más natural y la más quimérica. […] Cada ser humano, en el fondo de su alma, tiene derecho de creerse igual a los demás, [pero …] debe cumplir su deber o toda la sociedad quedará pervertida. VOLTAIRE (1764): Diccionario filosófico [pdf]; y Fundación Voltaire de la Universidad de Oxford.

La sociedad durante el siglo XVIII

Si se busca en qué consiste el bien más preciado de todos, que ha de ser objeto de toda legislación, se encontrará que todo se reduce a dos cuestiones principales: la libertad y la igualdad, sin la cual la libertad no puede existir. Renunciar a la libertad es renunciar a ser hombre, a los derechos y a los deberes de la humanidad. La verdadera igualdad no reside en el hecho de que la riqueza sea absolutamente la misma para todos, sino que ningún ciudadano sea tan rico como para poder comprar a otro y que no sea tan pobre como para verse forzado a venderse. Esta igualdad, se dice, no puede existir en la práctica. Pero si el abuso es inevitable, ¿quiere eso decir que hemos de renunciar forzosamente a regularlo? Como, precisamente, la fuerza de las cosas tiende siempre a destruir la igualdad, hay que hacer que la fuerza de la legislación tienda siempre a mantenerla. [...] Por tanto, si se aparta del pacto social lo que no pertenece a su esencia, encontraremos que se reduce a los términos siguientes: cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y nosotros recibimos corporativamente a cada miembro como parte indivisible del todo [...].No siendo la soberanía más que el ejercicio de la voluntad general, jamás puede enajenarse, y el Soberano, que no es más que un ser colectivo, no puede ser representado más que por sí mismo [...]. ¿Qué es, pues, el gobierno? Un cuerpo intermediario establecido entre los súbditos y el Soberano para su mutua correspondencia [...] De suerte que en el instante en que el gobierno usurpa la soberanía, el pacto social queda roto, y todos los simples ciudadanos, vueltos de derecho a su libertad natural, son forzados, pero no obligados, a obedecer. [...] La soberanía no puede estar representada, por la misma razón por la que no puede ser enajenada; consiste esencialmente en la voluntad general, y la voluntad no se representa; es la misma o es otra; no hay término medio. Los diputados del pueblo no son, pues, ni pueden ser sus representantes, no son más que sus mandatarios; no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley no ratificada por el pueblo en persona es nula; no es una ley. El pueblo inglés cree ser libre, y se engaña mucho; no lo es sino durante la elección de los miembros del Parlamento; desde el momento en que éstos son elegidos, el pueblo ya es esclavo, no es nada. ROUSSEAU, J. J. (1762): El contrato social.


   
 Esquema Absolutismo e Ilustración, y Diferencias entre Absolutismo y Liberalismo [click sobre imagen]

“Cada individuo en particular pone todo su cuidado en buscar el medio más oportuno de emplear con mayor ventaja el capital de que puede disponer. Lo que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad en común; pero esos mismos esfuerzos hacia su propia ventaja le inclinan a preferir, sin premeditación suya, el empleo más útil a la sociedad como tal. [...] Ninguno por lo general se propone primariamente promover el interés público, y acaso ni aún conoce cómo lo fomenta cuando no lo piensa fomentar. Cando prefiere la industria doméstica a la extranjera sólo medita su propia seguridad; y cuando dirige la primera de modo que su producto sea del mayor valor que pueda, sólo piensa en su ganancia propia; pero en éste y en otros muchos casos es conducido como por una mano invisible a promover un fin que nunca tuvo parte en su intención.” SMITH, A. (1776): La riqueza de las naciones [pdf].


El siglo de la Ilustración from José Ángel Castaño Gracia
Antiguo Régimen por ClasesHistoria; WikipediaKairos; y "Transición del Antiguo Régimen al liberalismo" por EducaHistoria.
Palacio de Versalles en 3D: la imagen del absolutismo.
Ilustración por ArteHistoriaWikipediaClasesHistoria; y SM.
Ilustración en España por Wikipedia y en la entradas "La Guerra de Sucesión Española y los Borbones ilustrados" y "Las cortes de Cádiz y la Constitución de 1812".
Documento: Evolución de la sociedad durante la Edad Moderna.
Enciclopedia por Universidad de Michigan [english] y Wikipedia.
Audiovisuales "El poder del conocimiento" y "Cambiar la sociedad" de la serie Héroes de la Ilustración"La Revolución Gloriosa de Inglaterra de 1688" [english]; "Ciencia e Ilustración""Kant" de La aventura del pensamiento"; y "El Siglo de las Luces" de la serie Érase una vez el hombre.
Podcasts de Pasajes de la Historia de J. A. Cebrián "Voltaire vs Rousseau" y "Madame Pompadoure vs Federico II de Prusia"; de las Conferencias de la Fundación Juan March "El siglo de Voltaire" y "El legado de Voltaire"; de Histocast "Federico II de Prusia"; y El abrazo del oso "La Ilustración española".

Alegoría de Rousseau y Voltaire