Actualizado a 08 de abril de 2024

Las Cruzadas a Tierra Santa

Escena de la película "El reino de los cielos"

Desde las lejanas ciudades de Jerusalén y Constantinopla, ha llegado con frecuencia a nuestros oídos una horrible noticia: una raza maldita por Dios ha invadido las tierras de los cristianos y las ha arruinado por la espada, el fuego y el saqueo. Ha llevado a la fuerza a parte de sus habitantes a sus propias tierras y a los cristianos que no deportó ha sometido a las más crueles torturas. Ha destruido enteramente las iglesias del Señor o se las ha apropiado para sus ritos impuros. Han circuncidado a los cristianos y la sangre de la circuncisión la han derramado sobre los altares o sobre las pilas bautismales. ROBERTO DE REIMS (1108): Gesta de los Francos.
Por todo ello, yo, Urbano, que, por misericordia de Dios, llevo la tiara papal y el gobierno espiritual de todo el mundo, os exhorto o, más aún, es el mismo Nuestro Señor quien exhorta a las gentes de toda condición, caballeros y peones, ricos y pobres, a que os apresuréis a exterminar esa raza vil de las tierras de nuestros hermanos del Este, que tanto necesitan nuestra ayuda y tantas veces nos la han solicitado. A quienes vayan allá, les aseguro, por la autoridad que Dios me ha concedido, que, si mueren en el viaje, sea por tierra o por mar, o perecen luchando contra los paganos, al momento, les serán perdonados los pecados. ¡Animaos, por tanto, a combatir al infiel quienes, hasta ahora, acostumbráis a luchar en guerras privadas que tantos perjuicios causan a los fieles! ¡Que quienes hasta ahora no han sido sino bandidos se conviertan en verdaderos soldados de Cristo! ¡Que quienes combatían contra sus hermanos y parientes, combatan ahora en buena ley contra los bárbaros! ¡Que quienes eran mercenarios por una soldada miserable se dispongan a ganar ahora recompensas eternas!. FULQUERIO DE CHARTES (1106): Historia de las cruzadas.
Cuando el papa Urbano concluyó su discurso, tanto había inflamado el ánimo de sus oyentes que, al punto, se pusieron a gritar: "¡Dios lo quiere! ¡Dios lo quiere!". ROBERTO DE REIMS (1108): Gesta de los Francos [Proclamación de la primera cruzada por el papa Urbano II (1095)]

Mapas Cruzadas

Nosotros, que éramos occidentales, hemos llegado a ser orientales; aquel que era romano o franco, ha llegado aquí a ser galileo o habitante de Palestina; quien habitaba en Reims o Chartres, se ha hecho ciudadano de Tiro o de Antioquía. Hemos olvidado incluso los lugares de nuestro origen; de hecho, son desconocidos para muchos de nosotros, y hay quienes nunca han oído hablar de ellos. Algunos ya poseen en esta tierra casa y sirvientes, que les pertenecen como por derecho hereditario; aquel otro se ha casado con una mujer que no es de su mismo origen, una siria o una armenia, o incluso una sarracena que ha recibido la gracia del bautismo; otro tiene aquí yerno o nuera, suegro y descendencia; uno cultiva viñas y otro ara sus campos; hablan lenguas diferentes y todos han llegado ya a entenderse. Los idiomas más diversos son ahora comunes a una y otra nación y la confianza acerca a pueblos tan extraños. [...] El que era extranjero, ya es ahora un nativo, el peregrino ha llegado a establecerse; día a día nuestros parientes y amigos se nos vienen a reunir aquí, abandonando los bienes que poseían en Occidente. Aquellos que eran pobres en su país, Dios los hace ricos aquí; los que no tenían más que una pocas monedas, tienen aquí un número infinito de besantes; y a aquellos que no tenían sino una pequeña casa, Dios les ha dado una ciudad aquí. ¿Por qué habrían de volver a Occidente si aquello que encuentran en Oriente es tan favorable? Dios no querría que quienes, portando su cruz y haciendo voto de seguirlo, cayeran aquí en la indigencia. FULQUERIO DE CHARTES (1106): Historia de las cruzadas, LVII.

"Las Cruzadas en 14 minutos" por Academia play.

El marqués Bonifacio de Monferrato cabalgó a lo largo de la costa hacia el Bucoleón; cuando llegó allí, se le rindió, salvando [así] las vidas de los que estaban dentro. Fueron encontradas allí la mayor parte de las altas damas que habían huido al castillo; fue encontrada la hermana del rey de Francia, que había sido emperatriz, y la hermana del rey de Hungría, que había sido también emperatriz, y muchas otras damas. Del tesoro que había en aquel palacio no hace falta hablar pues tanto había que no tenía fin ni medida. Igual que este palacio se rindió al marqués Bonifacio de Monferrato, el de las Blaquernas se rindió a Enrique, hermano del conde Balduino de Flandes, salvando igualmente las vidas de los que estaban dentro. También allí fue encontrado un tesoro muy grande, no menor que el de Bucoleón. Cada uno llenó con sus gentes el castillo que le fue entregado e hizo custodiar el tesoro; y las otras gentes que estaban dispersas por la ciudad hicieron también gran botín; fue tan grande la ganancia que nadie os podría hacer la cuenta [entre] oro y plata, vajillas, piedras preciosas, satenes, tejidos de seda, capas de cibelina, de gris y de armiño y toda clase de objetos preciosos como nunca se encontraron en la tierra. Godofredo de Villehardouin, mariscal de Champagne, da testimonio según la verdad y en su conciencia que, desde que el mundo fue creado, nunca se ganó tanto en una ciudad. Cada uno escogió la residencia que le plugo pues había suficientes. Así, se albergó la hueste de los peregrinos y de los venecianos; fue grande la alegría por la fortuna y la victoria que Dios les había proporcionado pues los que habían estado en la pobreza nadaban ahora en la riqueza y el lujo [...]. VILLEHARDOUIN, G. de (1204): La conquista de Constantinopla, LV.


Los genoveses tendrán garantía para sus personas y bienes [...] Podrán circular libremente, incluso en Siria [...] Dependerán judicialmente del cónsul de los genoveses en Alejandría, ante el que deberán llevarse las querellas de los musulmanes u otros súbditos del sultán, pero las querellas iniciadas por genoveses contra súbditos del sultán se llevarán al Diwan, ante el emir [...] Ningún genovés podrá ser detenido por faltas de otro, a no ser que haya salido por su fiador [...] Sobre sus importaciones de oro y plata, los genoveses deberán dar seis besantes, 16 carats por 100 de oro, y 4 besantes y 12 carats por ciento para la plata. Si traen moneda, 4 besantes, 12 carats por ciento para el oro y plata. Ningún gravamen sobre las pieles, cueros y piedras preciosas [...]. Los genoveses deben pagar en la aduana de Alejandría 12 por 100 sobre las mercancías pesadas, pero solo después de efectuada y cobrada la venta. Sobre los paños de todos los colores, de seda y lana, sobre el oro hilado y la madera, 10 por 100 [...] Toda mercancía depositada en la aduana para ser vendida en subasta debe ser inventariada, así como el precio de venta obtenido [...] ningún genovés ha de ser forzado a vender las mercancías que ha traído, si quiere llevárselas, puede hacerlo sin pagar derechos [...] Si un genovés es deudor de la aduana pero acreedor de un musulmán, puede partir cargando sobre este la responsabilidad de su deuda. Los genoveses tendrán almacenes suficientes, cerrados con llave, y la aduana los hará vigilar [...] CAHEN, CL, Orient et Occident au temps des Croisades, París, 1983, doc. XX. [Cláusulas de la paz entre Génova y Egipto en 1290].

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Cine: Las cruzadas (1935), Lionheart (1987), El reino de los cielos (2005) y Arn (2007).
FUENTES: GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A. y SESMA MUÑOZ, J. A. (2014): Manual de Historia MedievalMedweb, Arre caballo