Actualizado a 08 de abril de 2024

La Reforma Protestante

 
"La Iglesia verdadera y la falsa" (1545) de Lucas Cranach el Joven.


1. Nuestro Señor y Maestro Jesucristo, al decir: Haced penitencia etc., quiso que toda la vida de los fieles fuera penitencia.
2. Este término no puede entenderse de la penitencia sacramental (es decir, de la confesión y la satisfacción impartidas por el ministerio sacerdotal).
3. Pero no se refiere solamente a la penitencia interior: por el contrario, la interior no existe si no produce externamente diversas mortificaciones de la carne.
4. Se mantiene, por tanto, el castigo, mientras dura el odio de sí propio (es decir, la verdadera penitencia interior), esto es, hasta la entrada en el reino de los cielos.
5. El Papa no pretende ni puede perdonar pena alguna, fuera de las por él, o por prescripción canónica, impuestas.
6. El Papa no puede perdonar culpa alguna si no es declarando y confirmando que ha sido perdonada por Dios. A no ser en los casos a él reservados, por cuyo desprecio permanecería la culpa.
7. Dios no perdona a ningún hombre sus culpas, sin someterlo al mismo tiempo y humillarlo en todo al sacerdote, vicario suyo. [...] 
20. Por tanto el Papa, por remisión plenaria de todas las penas, no entiende de todas sin más, sino solamente de las por él impuestas.
21. Yerran por consiguiente aquellos predicadores de indulgencias que dicen que por las indulgencias papales el hombre queda libre de toda pena y se salva.
22. Ni siquiera a las almas del purgatorio puede perdonar aquellas de las que, en virtud de los cánones, debieron ser absueltas en esta vida.
23. De poderse otorgar a alguien la remisión de todas sus penas, es seguro que esto se concede sólo a los muy perfectos, es decir, a muy pocos.
24. Por esto tiene que engañarse la mayor parte del pueblo, por aquella indiscriminada y magnífica promesa de la remisión de la pena. [...] 
30. Nadie puede estar seguro de la autenticidad de su contrición, y mucho menos de haber conseguido la remisión plenaria.
31. Tan raro como una persona con verdadero arrepentimiento, es una persona que en verdad se lucre de las indulgencias, es decir, rarísimo.
32. Se condenarán para siempre con sus maestros, quienes por cartas de gracia se creen seguros de su salvación.
33. Toda precaución es poca ante quienes afirman que las gracias del Papa constituyen aquel inestimable don divino por el que se reconcilia el hombre con Dios.
34. En efecto, dichas gracias absolutorias afectan solamente a las penas de la satisfacción sacramental establecidas por el hombre.
35. No es cristiana la predicación de quienes enseñan que no precisan de contrición quienes tienen intención de redimir las ánimas del purgatorio y de lucrarse de los privilegios confesionales.
36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido obtiene la remisión plenaria de pena\culpa que, aun sin cartas de gracia, se le debe. [...] 
39. Es muy difícil aun para los teólogos más doctos exaltar al mismo tiempo ante el pueblo la largueza de las gracias y la necesidad de contrición sincera.
40. Una contrición sincera busca y ama las penas; la largueza de las indulgencias, por el contrario, las desvirtúa, e impele a su repulsa.
41. Se han de predicar con cautela las indulgencias apostólicas, para que el pueblo no piense equivocadamente que se anteponen a las demás buenas obras de la caridad.
42. Se ha de enseñar a los cristianos que la mente del Papa no es que la redención por las indulgencias se puede comparar bajo ningún respecto con las obras de misericordia.
43. Se ha de enseñar a los cristianos que hacen mejor dando al pobre o prestando al necesitado, que tratando de redimir mediante indulgencias. [...]
82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no deja vacío el purgatorio en acto de santísima caridad y en atención a la suma necesidad de las almas (motivos de lo más justificados), si con el funesto dinero destinado a la construcción de la Basílica (motivo de lo más banal) redime infinitas almas?.
83. De igual manera: ¿Por qué se mantienen las exequias y aniversarios de los difuntos, y no devuelve o permite retirar los beneficios instituidos en sufragio de los mismos, si es que es ilícito orar por los redimidos?.
84. De igual manera: ¿Qué nuevo género de piedad en Dios y en el Papa es la que concede al impío y enemigo de Dios redimir por dinero su alma y volverla amiga de Dios y no, en cambio, por caridad gratuita, a la vista de la necesidad de la misma alma piadosa y amada?. [...]
92. ¡Fuera, pues, con todos esos profetas que dicen al pueblo de Cristo: Paz, paz y no es paz!
93. ¡Bien hayan todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: Cruz, cruz y no es cruz!
94. Hay que exhortar a los cristianos a que traten de seguir a su cabeza Cristo, por la pena, la muerte y el infierno.
95. Y así confíen en entrar en el reino de los cielos, más por muchas tribulaciones que por la seguridad de la paz. LUTERO, M. (1517): Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum.

Lutero y las 95 tesis.

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PRÁCTICA: Iconografía de "La Iglesia verdadera y la falsa" (1545) de Lucas Cranach el Joven (2ºESO).
Cine: Lutero (2003);
FUENTES: Wikipedia; ARTOLA, M. (1985): Textos fundamentales para la Historia;