Actualizado a 08 de abril de 2024

Taifas e Imperios Almorávides y Almohades.

Palacio de la Alfajería (segunda mitad del s. XI), en Zaragoza.

Despues desto, murió el rey Almemon de Toledo, e reynó su fijo Ixem. E el rey don Alonso avía con él su postura segun dicho es, e guardógelo muy bien en su vida, e ayudólo muy bien contra todos sus enemigos, asy como fiziera el rey Almemon, su padre. E despues acaesció que murió éste Ixem, e reynó otro su hermano que avia nombre de Iahia, el qual, al rey don Alonso no era tenudo por pleyto, non por homenage, nin en otra manera. Este Iahia andaua muy alongado de las carreras de su padre, e de su hermano, e començó á fazer mucho mal á los viejos del pueblo, e á toda la gente comunalmente, e tanto los agrauiaua, que mas querían ya la muerte que la vida, e si todo esto era malo e vil, e sucio, e sin nengun pro. E su padre Almemón diera al rey don Alonso dos lugares cerca de Toledo, Olmos e Canales, para quando ally viniese el rey don Alonso á le ayudar que toviese ally los flacos e los enfermos, E seyendo los de Toledo mucho afincados del su rey, e él non aviendo cuydado nenguno dellos, juntáronse todos e vinieron al rey suyo Iahia. E dixéronle: "Muestra que eres defendedor de la tierra e del pueblo, e ampáranos, é si non, nos buscaremos quien nos defienda". El rey Ihaia, como era ome todo metido en luxuria, tovo en poco sus dichos. E ellos veyendo el fuerte señorío, e los males que rescebían de los vecinos, acordáronse de la conoscencia que ovieran otro tiempo con el rey don Alonso, e embiáronle sus mandaderos en que le embiaron dezir que se acordauan muy bien de la su conoscencia, e de la ayuda que fiziera al rey Almemon, e que le pedían por merced que, como quier que Toledo era cosa que non se podía comuatir, perpo que la cercase, e como con calor de fambre, que habrían color de escusa para le dar la villa. E el rey don Alonso quando oyó aquellos mandaderos, e vió que non era tenudo á aquel rey en nenguna cosa, mandó ayuntar todas sus gentes de toda la tierra, e fue á tierra de Toledo, e taló los panes, e tollóles la vendimia por toda la tierra de Toledo. E esto fizo quatro años, uno en pos de otro. E como quier que Toledo sea una de las complidas cibdades del mundo, en cinco años continuos, cortándoles los panes e las vendimias, non puede ser que non oviese nenguna. E este rey don Alonso sopo ya en cómo ya avía grande carestía en Toledo de todas las cosas, e ayuntó grand gente, e fué cercar á Toledo, e como quier que Toledo esté asentado en peña muy alta, e aya ,ucho pueblo, ela cerque fascas toda en derredor el río Tajo, empero con gran carestía, e con grande fambr, e grande afincamiento óvose a dar. [...] E teniendo este rey don Alosno cercado á Toledo, como dicho avemos, e afincándolo mucho, óvolo de ganar, e tomólo en la era de mil e ciento e veynte e un años, e de la Encarnación en mil e ochenta e tres años. Empero antepùsieron los moros muchas posturas con el rey don Alonso, e fueron estas: que los moros oviesen bien e complidamente todas sus casas, e sus posesiones, e sus heredamientos, e todo quanto avian, e el rey que toviese el alcáçar, e las llaves de la puerta de la huerta que llaman del Rey, e que le diesen las rentas que ellos solian dar antiguamente á los reyes moros, e los pechos. E otrosy que los moros toviesen la mezquita mayor para siempre, e otros lugares de la villa que psuieron en su postura, mas non fortaleza nenguna. [...] E porque el rey non era aún bien cierto sy fincaría con él Toledo ó non, e porque non fincauan en la villa si non pocos cristianos, non quiso fazer y luego eleyr arçobispo. Emepero ordenó que en Toledo fuese su morada fasta que fuese bien seguro de la tenencia de la villa, a pusiese cristianos en todas las fortalezas, en guisa que aunque los moros quisiesen, non pudiesen facer nenguna maldat, e sy la cometisen, que siempre los cristianos pudiesen más que ellos. JIMÉNEZ DE RADA, Rodrigo (1243): Crónica de España, CLII, 400-402.
Ibn Ammar había quedado empeñado con el cristiano, ya que, por el compromiso adquirido cuando alquiló un ejército infiel para lo de Belillos, le debía grandes cantidades e importantes sumas, que había de pagarle y le tenía prometidas. Con este motivo ponía a su soberano en grandes aprietos, porque no quería dejarle reposar un momento, para hacerse el indispensable en medio de las discordias, y no vacilaba en atraer el mal contra los musulmanes [...]. Por segunda vez fue a visitar al cristiano Alfonso [VI] y a preguntarle como fácil el negocio de Granada, pintándome a sus ojos como un ser incapaz de todo, por mi flaqueza y mis cortos años. Le garantizó, además, que, con la toma de Granada, todos los tesoros de esta ciudad pasarían a su poder, a cambio de que el cristiano le asegurase que, una vez hecho dueño de la plaza, la pondría bajo su soberanía y le dejaría apropiarse de mi peculio personal. No dejó paso por dar para decidir a Alfonso a ir contra Granada, y no sólo le entregó considerables sumas con ese propósito, sino que incluso le prometió que, una vez acabado el negocio, le daría cincuenta mil meticales, a más de lo que encontrase en la ciudad, para animarle a ponerse al punto en camino. Tales proposiciones excitaron la codicia del cristiano. "Es éste un negocio en el que de todos modos he de sacar ventaja, incluso si no se toma la ciudad, porque, ¿qué ganaré yo con quitársela a uno para entregársela a otro, sino dar a este último refuerzos contra mí mismo? Cuantos más revoltosos haya y cuanta más rivalidad exista entre ellos, tanto mejor para mí. "Se decidió, pues, a sacar dinero de ambas partes, y hacer que unos adversarios se estrellaran contra los otros, sin que entrase en sus propósitos adquirir tierras para sí mismo [...]. Con la solemnidad requerida por las circunstancias, salí a encontrarme con Alfonso en las cercanías de la ciudad [...]. Entabladas luego las negociaciones, yo le envié mis embajadores y él me mando los suyos [...]. Me exigió cincuenta mil meticales [...]. Yo me quejé de los pocos recursos de mi territorio [...] y por fin llegamos al acuerdo de que le pagaría veinticinco mil meticales [...]. Además [...] le preparé muchos tapices, telas y vasos, y lo reuní todo en una gran tienda en la que le invité a entrar. ABD ALLAH (1090): Memorias de Abd Allah.

Mapas de las Primeras Taifas, Almorávides y Almohades.

Los ejércitos musulmanes llegaron a Badajoz y se instalaron en sus alrededores. El señor de Badajoz, Al-Mutawakkil, vino a su encuentro con víveres [...]. Por un lado, los obispos y frailes salieron con sus cruces en alto [...], por otro, Yusuf [el Emir Almorávide] y al-Mutamid [rey de Sevilla] exhortaron a los suyos, y los alfaquíes y las gentes religiosas sermoneaban a la gente y les animaban a ser firmes [...]. Cuando llegó el jueves, se le ocurrió a Alfonso [VI] utilizar un ardid, y envió a decirle a Al-Mutamid: "Mañana viernes es vuestra fiesta, y el domingo es la nuestra. Tenga lugar la batalla entre ambas, el sábado". Al-Mutamid observó: "Se trata de una estratagema de Alfonso". [El viernes] las tropas de Alfonso se echaron sobre al-Mutamid [...], que empezó a flaquear [...]. El primero de los generales almorávides que llegó junto a él, Daud, gran héroe, dio nuevo ánimo a al-Mutamid [...]. Enseguida llegó el Emir Almorávide, Yusuf ibn Tasufin, y ambos cargaron juntos, en un ataque que decidió la victoria. AL-HIMYARI (siglo XV): Kitab ar Rawd al mitar [Batalla de Sagrajas-Zalaca, 1086].

Este año [609/1212] fue la batalla de al-Uqab [las Navas de Tolosa], causa de la ruina de al-Ándalus hasta ahora. Ello fue que el Emir de los Creyentes [al-Nasir] se dirigió al país del enemigo con un gran ejército musulmán. Alfonso [VIII], el maldito,  preparó contra él a toda la gente de Castilla y los ejércitos de los demás reyes de la Cristiandad, que en la península eran numerosos y encontraron los dos bandos en el lugar conocido como al-Uqab [las Navas de Tolosa] y fue la victoria al principio para los musulmanes; solo que los Almohades no se esforzaron en esta campaña y no fueron sinceros en ella a causa del castigo impuesto por su emir al-Nasir a sus jeques, matándolos o exterminándolos […]. Cuando el Barcelonés [Pedro II de Aragón] se unió a Alfonso [VIII], ¡confúndalos Dios a ambos!, con tres mil jinetes, volvieron todos los musulmanes las espaldas y se extendió la derrota entre ellos; al-Nasir se mantuvo con tal firmeza que estuvo a punto de perecer y de ser cogido por el enemigo, tanto que llegaron las lanzas hasta él; luego se retiró huyendo y se salvó. Fue esto el lunes 8 de safar de ese año [10 de julio de 212]. […] No hay poder más que un Dios, excelso y grande. Al-Nasir, excusándose de esta derrota, escribió a la capital y a otras partes. IBN IDARI (1312): Libro de la increíble historia de los reyes de al-Ándalus y del Magreb [Batalla de las Navas de Tolosa, 1212].

Reinos de Taifas por Wikipedia