Otro día partieron de allí las galeras, y fueron costeando la costa, y buscando los puertos. Y tomaron las galeras agua y leña, y vieron andar ganado de vacas y ovejas, y fueron por ello, e hicieron carnaje cuanto hubieron menester. Así iban siguiendo la costa cada día, quemando y robando muchas casas y paños, y tenían muchas escaramuzas con la gente de aquella tierra Así yendo, supo el capitán de un lugar que llaman Pola [al oeste de Southampton], que es allí en aquella costa. En aquel lugar de un caballero que llaman Arripay [Harry Paye], y andaba siempre cosario con muchos navíos, robando por la mar cuantos navíos podía alcanzar de España y de Francia. Y este Arripay vino muchas veces a la costa de Castilla, y llevó muchas naos y barcas robadas; y corría el canal de Flandes tan poderosamente, que no pasaba navío a Flandes, ninguno que fuese, que no fuera tomado. Este Arripay quemó a Gijón y a Finisterre, y llevó el crucifijo de Santa María de Finisterre, que era nombrado por el más devoto de todas las partidas, y así era verdad, y yo le vi. E hizo otros muchos daños en Castilla, de muchos prisioneros y rescates; y aunque otros navíos andaban armados de Inglaterra, aquél era el que más lo continuaba. Cuando el capitán supo que estaba tan cerca de su lugar, tuvo gran placer pensando hallarlo. Y un día de mañana, llegaron las galeras delante de Pola. El lugar no tenía murallas; tenía una hermosa torre cubierta de una capilla de estaño redonda toda entera, a manera de una taza. Y dijo el capitán a mosén Charles, que era bien tomar allí tierra, a ir a robar y quemar aquel lugar. […] El lugar de Pola estaba retirado de la mar gran trecho. Y los castellanos poníanle fuego, y ardía gran parte del lugar. Vinieron a ellos tanta gente de ingleses, que no los pudieron sufrir, y vinieron retrayéndose a la mar, muy paso, todos juntos. El capitán vio cómo los suyos se retiraban y dejaban el lugar. Tuvo gran pesar, y mandó ir a tierra más gente; y los otros venían peleando, y defendiéndose, hasta que la otra gente los socorrió. Iba allí con la bandera del capitán, Fernando Niño, su primo, y los hombres de armas; y mandó que se ordenasen bien, y fuesen a destruir aquel lugar. Y marcharon hacia allá todos los castellanos juntos, según que el capitán mandó, y asentaron la bandera fuera del lugar, y los hombres de armas con ella. Y había mandado el capitán que no robasen ninguna cosa, sino que a todo pusiesen fuego, porque no se embarazase la gente con el robo. Y así fue, que en poca de hora ardió todo el lugar, salvo una hermosa morada, y grande, que la defendió mucha gente que estaba dentro en ella. Y los castellanos porfiaron tanto, que por fuerza entraron en la casa; y la gente que en ella estaba salieron todos por las espaldas de la casa. Hallaron dentro muchas armas de todas clases, y piezas de artillería, y jarcia, y velas, y toda clase de guarniciones de guerra, y de mar. Y robaron de aquellas cosas lo que pudieron traer, y pusieron fuego al palacio. Este hecho, vínose ante las galeras, y los ingleses peleando con ellos. Y la gente comenzándose a recoger a las galeras, vino mucha gente de ingleses de a pie y de a caballo. Gutiérrez Diez de Games, El Victorial: Crónica de Don Pero Niño.
Guerra de los Cien años por Wikipedia
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FUENTES: Universidad de Salamanca, National Geographic Historia