Actualizado a 15 de diciembre de 2025

La Guerra de los Cien años



Otro día partieron de allí las galeras, y fueron costeando la costa, y buscando los puertos. Y tomaron las galeras agua y leña, y vieron andar ganado de vacas y ovejas, y fueron por ello, e hicieron carnaje cuanto hubieron menester. Así iban siguiendo la costa cada día, quemando y robando muchas casas y paños, y tenían muchas escaramuzas con la gente de aquella tierra Así yendo, supo el capitán de un lugar que llaman Pola [al oeste de Southampton], que es allí en aquella costa. En aquel lugar de un caballero que llaman Arripay [Harry Paye], y andaba siempre cosario con muchos navíos, robando por la mar cuantos navíos podía alcanzar de España y de Francia. Y este Arripay vino muchas veces a la costa de Castilla, y llevó muchas naos y barcas robadas; y corría el canal de Flandes tan poderosamente, que no pasaba navío a Flandes, ninguno que fuese, que no fuera tomado. Este Arripay quemó a Gijón y a Finisterre, y llevó el crucifijo de Santa María de Finisterre, que era nombrado por el más devoto de todas las partidas, y así era verdad, y yo le vi. E hizo otros muchos daños en Castilla, de muchos prisioneros y rescates; y aunque otros navíos andaban armados de Inglaterra, aquél era el que más lo continuaba. Cuando el capitán supo que estaba tan cerca de su lugar, tuvo gran placer pensando hallarlo. Y un día de mañana, llegaron las galeras delante de Pola. El lugar no tenía murallas; tenía una hermosa torre cubierta de una capilla de estaño redonda toda entera, a manera de una taza. Y dijo el capitán a mosén Charles, que era bien tomar allí tierra, a ir a robar y quemar aquel lugar. […] El lugar de Pola estaba retirado de la mar gran trecho. Y los castellanos poníanle fuego, y ardía gran parte del lugar. Vinieron a ellos tanta gente de ingleses, que no los pudieron sufrir, y vinieron retrayéndose a la mar, muy paso, todos juntos. El capitán vio cómo los suyos se retiraban y dejaban el lugar. Tuvo gran pesar, y mandó ir a tierra más gente; y los otros venían peleando, y defendiéndose, hasta que la otra gente los socorrió. Iba allí con la bandera del capitán, Fernando Niño, su primo, y los hombres de armas; y mandó que se ordenasen bien, y fuesen a destruir aquel lugar. Y marcharon hacia allá todos los castellanos juntos, según que el capitán mandó, y asentaron la bandera fuera del lugar, y los hombres de armas con ella. Y había mandado el capitán que no robasen ninguna cosa, sino que a todo pusiesen fuego, porque no se embarazase la gente con el robo. Y así fue, que en poca de hora ardió todo el lugar, salvo una hermosa morada, y grande, que la defendió mucha gente que estaba dentro en ella. Y los castellanos porfiaron tanto, que por fuerza entraron en la casa; y la gente que en ella estaba salieron todos por las espaldas de la casa. Hallaron dentro muchas armas de todas clases, y piezas de artillería, y jarcia, y velas, y toda clase de guarniciones de guerra, y de mar. Y robaron de aquellas cosas lo que pudieron traer, y pusieron fuego al palacio. Este hecho, vínose ante las galeras, y los ingleses peleando con ellos. Y la gente comenzándose a recoger a las galeras, vino mucha gente de ingleses de a pie y de a caballo. DIEZ DE GAMES, G. (1436): El victorial o Crónica de Don Pero Niño.

 
Mapas Guerra de la 100 Años

En el nombre de Dios, amén. Siempre que el veneno pestífero de la herejía adhiera con pertinacia a un miembro de la Iglesia, transformándolo en miembro de Satanás, conviene cuidar con diligente celo que el contagio nefando de tan pernicioso mal no cunda por las demás partes del cuerpo místico de Cristo. Las disposiciones de los Santos y de los Padres decretaron que es mejor separar a los herejes pertinaces de entre los justos que fomentar su venenosa podredumbre en el seno de la piadosa madre Iglesia, con grave peligro para los demás fieles. Así pues, Nos, Pedro, por la misericordia divina obispo de Beauvais, y el hermano Juan Magistri, vicario del preclaro doctor Juan Graverent, inquisidor de la herejía y por éste diputado especialmente para esta causa, siendo jueces competentes en esta parte, habíamos declarado a ti, Juana, vulgarmente llamada «la Doncella», incursa en varios errores y varios crímenes de cisma, idolatría, invocación de demonios y otros más. Y, sin embargo, porque la Iglesia no cierra su seno al que quiere regresar a ella, y habiendo estimado que tú, con mente pura y fe no fingida, habías abjurado aquellos errores y crímenes cuando en cierto día renunciaste a ellos y públicamente juraste y prometiste nunca más haber de reincidir en los mismos errores ni en aquella herejía, cualquiera que fuesen los consejos que te diesen, sino permanecer en la unidad de la Iglesia católica y en la comunión del Romano Pontífice, como está escrito por tu propia mano en una cédula tuya; pero posteriormente, y después de esta abjuración de tus errores, habiendo sido tu corazón seducido e impulsado por el autor del cisma y de la herejía a recaer en los mismos errores y dichos crímenes nuevamente según tus confesiones espontáneas y tus asertos, como el perro vuelve al vómito, y teniendo por demostrado claramente que te retractaste anteriormente, con corazón hipócrita más que con ánimo sincero, de tus invenciones erróneas.
Por esto, te declaramos recaída en la sentencia de excomunión en que primitivamente hubiste de incurrir y vuelta a los errores primeros, y te llamamos relaxa y hereje, y por esta nuestra sentencia, que pronunciamos y proferimos en estas escrituras, estando sentados ante el tribunal, anunciamos que eres miembro pútrido y que para que no contagies a los demás miembros debe ser expulsada y separada del cuerpo de la Iglesia y entregada al poder secular, como te entregamos y abandonamos, rogándoles a ese mismo poder secular que, salvo la muerte y la mutilación de los miembros, cumpla en ti una sentencia moderada; y si apareciese en ti verdaderos signos de arrepentimiento, te sea administrado el sacramento de la penitencia. Sentencia del tribunal eclesiástico contra Juana de Arco (1431).

"Guerra de los 100 años en 12 minutos" de Memoria de pez.

Guerra de los Cien años por Wikipedia
Audiovisuales "Guerra de los 100 años" de Historia en 10 minutos; "Juana de Arco" de Raquel de la Morena; y "Juana-Lisa de Arco en primera y segunda parte" de The Simpson.
Podcast
FUENTES:
 Universidad de Salamanca, National Geographic Historia