"Meando del Melero" en el río Ladrillar (Cáceres-Salamanca).
Con un cauce de 930 km de longitud, el Ebro es el mayor río mediterráneo de la Península Ibérica y su cuenca vertiente de 85.000 km² es la sexta en superficie de toda la cuenca mediterránea [...], destacando por su importancia ambiental y territorial, por su riqueza como ecosistema y por su papel en la configuración de un eje socioeconómico y cultural de primer orden. A lo largo de todo su curso medio desarrolla un cauce meandriforme de pendiente muy baja. Los meandros son encajados y muy sinuosos entre Haro y Logroño y aguas abajo de La Zaida. Entre Logroño y La Zaida, recorriendo tierras de La Rioja, Navarra y Aragón, el Ebro traza un cauce de meandros libres o divagantes de 346,5 km de longitud. Es el curso fluvial de estas características más largo de la Península, constituyendo uno de los ejemplos de cauce dinámico más valiosos de Europa. La anchura media de su extensa llanura de inundación es de 3,2 km, llegando a alcanzar una anchura máxima de 6 km. El índice de sinuosidad medio es de 1,505 y la pendiente media del cauce es notablemente baja: 0,67 m/km.
Este «Ebro de meandros libres ha vivido una dinámica fluvial muy activa, con continuos cambios de trazado, migraciones y cortas de meandros. Aunque esta dinámica de gran valor geoecológico ha quedado prácticamente eliminada desde los años ochenta del siglo XX, los procesos de erosión mantienen en algunos puntos cierta actividad. El río sigue movilizando materiales, manteniendo algunas barras de gravas dinámicas.
Los bosques de ribera del Ebro perviven en orillas convexas e islas en el centro del cauce. Hoy cubren solo el 4,5% de la superficie de la llanura de inundación, y se limitan por término medio al 40% de la extensión que ocupaban en 1950. Esta reducción drástica se ha debido a intervenciones antrópicas con el fin de ganar terreno para el cultivo. Los sotos actuales son enclaves desconectados entre sí, jóvenes, instalados sobre terrenos renovados por el río en las crecidas de mediados del siglo XX, y han alcanzado un notable grado de madurez a causa de la reducción de las crecidas en las últimas décadas.
El régimen hidrológico del Ebro medio es pluvionival, con máximo en febrero y estiaje estival [...]. La influencia pluvial oceánica produce los notables caudales invernales, además de la mayor frecuencia de crecidas en dicha estación. A lo largo del curso fluvial se constata un lógico incremento del volumen de caudal, pero una pérdida progresiva de caudal específico, que si en Miranda y Castejón ronda los 10 km²/s, en Zaragoza se cifra en 6,6. Es muy relevante la aportación de unos 4.500 hm³ realizada por el Aragón-Arga inmediatamente aguas arriba de Castejón, que duplica el agua fluyente por el Ebro. La irregularidad interanual del Ebro medio es notable, con valores de coeficiente entre 6 y 7, coexistiendo grandes crecidas con marcados estiajes. El curso medio del Ebro es uno de los tramos de la red fluvial de la cuenca con mayor frecuencia e intensidad de crecidas. ESPEJO, F., DOMENECH, S., OLLERO, A., SANCHEZ FABRE, M. (2008): "La crecida del Ebro de 2007: procesos hidrometeorológicos y perspectivas de gestión del riesgo", Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, n.º 48.
"Hidrografía de España" por Yucaan.
Por longitud (534 km), Cuenca (22.145 km²) y aportación media (1.403 hm³ en Tous, en régimen natural), el Júcar es el primer rio alóctono de la fachada este de España y tras el Ebro (929 km, 85.997 km² y 17.967 hm³), el segundo de la vertiente mediterránea española. Nace, al igual que Tajo, Turia y Cabriel, en el gran nudo hidrográfico de Albarracín, y, con núcleo en la sierra de Tragacete, incluye en su cabecera una porción considerable de la Serranía de Cuenca, relieve cárstico de múltiples resurgencias, que en parte afluyen al Júcar. Gracias a que estas montañas medias funcionan como pantalla orográfica e interceptan corrientes atlánticas perturbadas, sus observatorios más favorecidos rondan los 1.000 mm de precipitación anual, con máximo invernal y, al menos, una cuarta parte en forma de nieve. En suma, una cabecera bien organizada y abundante, cuyo carácter pluvionival de origen atlántico, con pico de marzo, privaba, en régimen natural, hasta la desembocadura en Cullera.
A diferencia de la subcuenca anterior, el Júcar manchego, capturado por el mediterráneo en el codo de La Roda, apenas recibe tributarios, son pocos y carecen de importancia, en una llanura interminable de precipitaciones inferiores a 400 mm e irregulares, si bien el extenso acuífero de la Mancha Oriental, suplementado por derrames de los espacios aledaños, asume protagonismo de primer orden para asegurar el caudal de base del río, proporcionarle una notable regulación natural y mejorar sustancialmente su memoria hiperanual.
En el Júcar valenciano, donde la aportación del acuífero del Caroig reviste indudable importancia, se hace bien presente la componente mediterránea, particularmente a través de los diluvios tardoestivales, que han conferido justa celebridad al rio por sus colosales aluviones (4-5 de noviembre de 1864 y 20-21 de octubre de 1982, como ejemplos prototípicos). Así pues, contemplada la cuenca en su conjunto, el régimen del Júcar puede y debe ser definido como pluvionival de raigambre atlántico-mediterránea subtropical.
El ritmo natural, que, a pesar de la cuantiosa detracción de la Acequia Real del Júcar y de otras menores (Carcagente, Antella, Escalona, Sueca, Cullera), perduró hasta 1957, año de la entrada en servicio del gigantesco hiperembalse de Alarcón (1.112 hm³), ha sido profundamente modificado por el acondicionamiento hidráulico y la explotación de sus aguas subterráneas.
[...] Especial interés reviste la profunda desnaturalización, con grave daño a la regularidad, a la garantía del caudal de base y memoria hiperanual del río, por los bombeos masivos en el acuífero de la Mancha Oriental para la creación de nuevos regadíos de producción subvencionada, con poco futuro, que han pasado de 5.000 ha en 1970 a más de 100.000 en la actualidad. GIL OLCINA, A. (2006): "Regímenes natural y artificial del río Júcar", Investigaciones Geográficas, n.º 40.
[...] los valles del Tajo y del Jarama en Aranjuez forman una Y tendida de NE a SW, a unos 500 m de altitud, abierta en los terrenos terciarios. [...] Por el fondo cuaternario del valle, de una anchura aquí de 3-3,5 km, con amplias terrazas fluviales, los ríos discurren lentos, de 500 a 470 m, divagando con amplios meandros de 1-1,5 km de cuerda, aunque el Jarama aguas arriba de Titulcia se encuentra ahora desplazado al borde de la cuesta oriental. El régimen «natural» de los ríos [...] fue estudiado por Masachs en 1948, es decir, antes de las modificaciones producidas por los embalses modernos, desde los años cincuenta, en el Jarama y sus afluentes y en el Tajo, especialmente los gigantes de Entrepeñas y Buendía.
El Jarama, en Vaciamadrid, con una cuenca de 7.000 km², presentaba un módulo absoluto de 38 m³/seg y relativo de 5,44 l/km; luego, al añadirse las aguas del Tajuña alcanzaba 50 m³/seg. El Tajo, en Aranjuez, con casi 10.000 km² de cuenca, llevaba solo la mitad, 25,9 m³/seg. y módulo relativo de 2,61 km²; aguas abajo, en la Azucaica toledana, 70 m³/seg. El régimen es pluvionival con máximo en primavera y otro pico en diciembre, con gran irregularidad, con estiajes profundos y avenidas considerables.
Extensos regadíos cubren el fondo del valle gracias a los canales del Tajo, por ambas márgenes, y el del Jarama por la derecha de este río; grandes sotos ribereños se localizan sobre todo en los meandros viejos o actuales, y la masa arbórea, de cambiantes colores según las épocas del año, aumenta y se modifica en las cercanías de la ciudad con los jardines y largas calles» orladas de plátanos de sombra de gran corpulencia.
En este paisaje intensamente humanizado, que parece un oasis verde al descender de los secanos del contorno, se han producido, sin embargo, notables variaciones en los ríos; son las habituales en los cursos de llanura con traslación o exageración de los meandros, en unos casos, o corte de ellos y regularización en otros, con alternancias según los tramos y las épocas. Menos amplitud tiene la formación de difluencias y pequeñas islas arenosas de 100 a 500 m de longitud que apuntarían hacia una forma braided o trenzada.
Esos cambios se atestiguan desde el siglo XVIII, algunos son del XVI y se vislumbran otros anteriores de fecha desconocida, los más viejos se habrán borrado con el laboreo, intensivo y extendido por el valle con el regadío desde el siglo XVI. Las modificaciones en las últimas centurias se han producido a pesar de las obras de riego; las del Tajo en el XVI e iniciadas también las del Jarama, prolongadas ambas hasta nuestros días. Las presas correspondientes, Valdajos y El Embocador en el Tajo (aun las iniciales), y del Rey en el Jarama, son bajas, solamente de derivación y vertedero: no pueden contener ni laminar avenidas; los canales, únicamente una pequeña parte. Distinta será la acción de los embalses modernos aguas arriba, aunque tampoco eviten el efecto, más abajo, de aguaceros copiosos comarcales o aun locales, con escorrentía muy rápida en las peladas cuestas y los arroyos, incluso produciendo inundaciones en la ciudad misma, como ha sucedido en diversas ocasiones [...]. LOPEZ GOMEZ, A. (1994): "Variaciones en el curso del Tajo y el Jarama en Aranjuez desde el siglo XVI", Estudios Geográficos, t. LV, n.º 216.
La presencia de especies invasoras se considera en la actualidad la principal amenaza para la conservación de la biodiversidad del planeta. Entre los 10 invasores más peligrosos, según la UICN, se encuentra el mejillón cebra. El mejillón cebra, llamado científicamente Dreissena polymorpha, es una especie descrita por Pallas en 1771 y originaria de las aguas del mar Negro y Caspio, aguas en las que se encuentra en equilibrio ecológico. A partir del siglo XIX se extendió por Europa con la navegación fluvial de los ríos y canales de esa zona y a partir de los años ochenta del siglo XX en América del Norte con el transporte marítimo de mercancías.
Actualmente ha colonizado numerosas aguas continentales (ríos, lagos, lagunas y embalses) de América del Norte y Europa central y occidental. En la actualidad está presente en la casi totalidad de los países europeos. En España la especie fue descubierta de modo fortuito en aguas de la cuenca del Ebro en el año 2001 y desde entonces se ha ido expandiendo por toda la cuenca. Posteriormente, en 2004 se detectó también en la cuenca del Júcar. [...]
La cuenca del Ebro tiene una superficie de 85.550 km² con 347 ríos importantes y 152 embalses. En esta superficie hay territorio de 9 Comunidades Autónomas y 18 provincias. Una población de 2.767.103 habitantes vive en este espacio delimitado por la cuenca. En la parte baja del Ebro, se encuentran tres embalses casi en cadena: Mequinenza (en la provincia de Zaragoza), Ribarroja (comparte provincia de Zaragoza con Tarragona) y Flix (provincia de Tarragona). En este último, el más pequeño de los tres, se detectaron [...] las primeras poblaciones del mejillón cebra en la cuenca del Ebro en julio de 2001. Mequinenza es un embalse de 7.500 ha con 62 m de profundidad máxima, y Ribarroja tiene una superficie de 2.252 ha con 34 m de profundidad máxima. Fueron construidos en 1966 y 1969 respectivamente y ambos son explotados hidroeléctricamente por ENDESA. Las mayores poblaciones de mejillón cebra adulto encontradas por la Diputación General de Aragón han sido en este tramo del Ebro, con valores de cerca de 40.000 individuos/m², aunque se han descrito poblaciones en Flix de 250.000 individuos/m². En los Grandes Lagos en Estados Unidos se llegaron a describir poblaciones de 750.000 individuos/m². [...]
En la cuenca del Ebro, se ha considerado como vector más probable de entrada la suelta de aguas procedentes de viveros que transportan cebo vivo para la pesca del siluro (Silurus glanis), práctica muy habitual especialmente en las aguas del embalse de Ribarroja.
La interacción de diversos factores ambientales hará que la adaptación pueda llevarse a cabo o fracase. En el caso de adaptarse se puede transformar rápidamente en una temible plaga, con significativos aumentos de población en muy poco tiempo, como ha ocurrido en muchos países. DURÁN C. y otros (2007): "Mejillón cebra en aguas de la cuenca del Ebro", Ambienta. La revista del Ministerio de Medio Ambiente, n.º 72.
"¿Cómo entender los hidrogramas?" por Daniel GeoHistoria.
Pensar en glaciares es hacerlo habitualmente en lugares como la Antártida o Groenlandia, pero en la Península Ibérica también se pueden encontrar estas formaciones de hielo. Aunque tal vez no por mucho tiempo, ya que una investigación española advierte de que solo en los Pirineos pueden ser encontrados y que, además, estos desaparecerán antes de 2050 por culpa del aumento progresivo de la temperatura (0,9º desde 1890 hasta la fecha de hoy).
En el trabajo, que ha sido publicado en la revista , han participado científicos de la Universidad de Cantabria, de la Autónoma de Madrid y de Valladolid. Su labor ha consistido en realizar una síntesis del estado actual de los glaciares en Pirineos, Picos de Europa y Sierra Nevada, y para ello han observado la evolución climática desde la Pequeña Edad de Hielo (del año 1300 a 1860) hasta el período actual. Los autores recabaron datos acerca del glaciarismo actual e histórico junto con información obtenida gracias al Programa Nacional ERHIN (Estudio de Recursos Hídricos y Nivales) de las tres áreas glaciadas en la península Ibérica.
El investigador jefe del estudio y profesor en la Universidad de Cantabria, Juan José González Trueba, alerta de que «las altas montañas son espacios especialmente sensibles a los cambios climáticos y ambientales, y dentro de ellas, la evolución de los glaciares es uno de los indicadores más eficientes que evidencia el calentamiento global que estamos viviendo».
Ahora en la cordillera pirenaica solo se pueden encontrar 21 glaciares (diez en la parte española y uno más en la zona gala). La investigación demuestra que la rapidez con la que se ha producido el derretimiento ha ocasionado la desaparición de todos los glaciares pequeños y de un 50-60% de la superficie de los más grandes.
No siempre ha sido así, porque los glaciares en la Península han pasado por momentos de mejor vida, como el periodo más frío y que registró un mayor crecimiento de ellos en las altas montañas españolas entre 1645 y 1710.
Desde esa fecha y hasta principios del siglo XIX sufrieron un retroceso en los Pirineos, pero gracias a una nueva bajada de temperaturas se recuperaron. Sin embargo, desde ese periodo hasta la fecha la temperatura se ha incrementado entre 0,7º y 0,9° en las montañas del norte de España, generando con ello una seria amenaza para la supervivencia de los glaciares.
La investigación de este grupo de expertos españoles señala que en un siglo (entre 1880 y 1980) pasaron al olvido 94 glaciares ibéricos y desde la década de los 80 hasta el momento presente han desaparecido otros 17 más. Tras conocer esto, González Trueba recuerda que los glaciares son «geoindicadores del cambio climático, en un claro proceso de fusión y por tanto de desaparición». ANÓNIMO (2008): "Un estudio español advierte de que los glaciares pirenaicos desaparecerán en 50 años", Periódico El Mundo, 4 de septiembre.
"Recursos hídricos en España" por I.Buzo
Hidrografía por Instituto Geográfico Nacional, Geohistoarteducativa, Actticsociales, Yucaan e I.Buzo.
SA05-T04. Las vertientes hidrográficas + conceptos.
Guion para el comentario de un hidrograma [2ºBach].
Audiovisuales Canal "Fundamentos de hidrología"; "El ciclo del agua" por Acciona; "Comentario de un hidrograma" por A.Pastrana; "Agua y vegetación atlántica, mediterránea, de ribera, montaña y canaria" por C.Mata; "¿Por qué se curvan los ríos?" por Minuto de la Tierra; "¿Por qué hay agua en los ríos cuando no llueve?" por CREAF;
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FUENTES: El Mundo,